El Banco de España pronostica una desaceleración del PIB en el segundo trimestre del año, hasta crecer un 0,7%, una décima menos que en los dos trimestres anteriores, a pesar del dinamismo tanto de la demanda interna como de la mejora de la demanda externa, que podría haber dejado de ser negativa.

En el boletín económico del mes de junio, el Banco de España apunta a que el empleo habría seguido mostrando un «notable dinamismo», con un avance intertrimestral del 0,7%, también una décima menos, mientras que el gasto público habría evolucionado de una manera «dispar», con una cierta moderación de la inversión en otras construcciones y un mayor aumento del consumo público.

Según la autoridad monetaria, la evolución favorable del mercado de trabajo y la mejora de las condiciones financieras habrían seguido sustentando la expansión del consumo privado, que podría haber crecido un 0,8%, tasa ligeramente inferior a la del trimestre anterior; en tanto que la inversión empresarial habría experimentando una cierta ralentización, conservando, no obstante, su pauta expansiva.

Dentro de la inversión en construcción, el componente residencial habría continuado su proceso de recuperación, en un contexto de repunte de las compraventas de viviendas. Por su parte, el debilitamiento reciente de algunos indicadores, como el consumo de cemento o las afiliaciones a la Seguridad Social en la rama de ingeniería civil, sugiere que la inversión en otras construcciones podría estar acusando una desaceleración de la obra pública.

En cuanto al sector exterior, el Banco de España estima un repunte de las exportaciones de bienes, en un contexto en el que se mantiene la tónica de crecimiento de los mercados del área del euro. Por el contrario, las ventas realizadas al resto del mundo habrían seguido mostrando, en términos comparativos, un tono de menor firmeza, como consecuencia de la debilidad de algunas áreas emergentes y de la modesta apreciación del tipo de cambio.

CONTRIBUCIÓN DE LA DEMANDA EXTERNA

Así, la demanda externa podría dejar de restar al PIB en el segundo trimestre, hasta situarse en valores neutros o ligeramente positivos, en un contexto en el que tanto las exportaciones como las importaciones habrían intensificado su crecimiento intertrimestral.

Por el lado de la industria, afirma que los indicadores disponibles señalan una prolongación del periodo de pujanza de la actividad, aunque quizá a un ritmo «algo atenuado» con respecto al comienzo del año, mientras que el sector servicios también habría mantenido un importante dinamismo durante el segundo trimestre, así como la inversión en bienes de equipo, que mostró un «tono positivo» entre abril y junio.

Respecto al mercado de valores, indica que a lo largo del mes de junio se produjo un repunte de las «volatilidades», vinculado principalmente a la incertidumbre acerca del resultado de la permanencia de Reino Unido en la UE y, una vez conocidos los resultados de la consulta, se han registrado caídas en las cotizaciones bursátiles y repuntes de las primas de riesgo.