Ana, no es madre, es abuela.

No debe sustituir con la niña nacida por maternidad subrogada, la pérdida del hijo. Pero sí puede ilusionarse.

Anticipamos: La niña no conocerá a su padre, la niña no conocerá a su madre.
La niña vivirá un tiempo rodeada de ternura por una abuela que la colmará de cariño. ¿Cómo elaborará todo ello la niña cuando deje de serlo?
La maternidad subrogada es una práctica, cuando menos, inaceptable.
La destrucción de la intimidad de la niña, al hacer públicas sus circunstancias, es otro grave error, posiblemente lesivo.

Si se ha comercializado con esta nueva vida, pagando a quien ha tenido el embarazo y cobrando de una revista, es moralmente, detestable.
No todo lo que se puede hacer, se debe hacer. La ética es esencial en el desarrollo de la especie humana.

El debate jurídico, habrá de sostenerse desde las bases de la filosofía del derecho, y siempre primando el interés del menor, de su presente , de su futuro, de respeto a su correcta maduración y desarrollo de personalidad y social, protegiendo su dignidad, honor, e intimidad.