Eivissa cuenta con 12 diputados. Formentera con uno. En Palma existe la creencia de que Eivissa y Formentera tienen más influencia en Palma que Menorca. Interpretan que es en las Pitüses donde se deciden las mayorías que luego se conformarán en el Parlament. Sin embargo, la experiencia no siempre demuestra esta teoría. Y esta legislatura, mucho menos. Las gestiones de los diputados y diputadas ibicencas han sido bastante discretas. La manida frase de «la culpa es de Palma» puede servir como excusa, pero también los parlamentarios pitiusos deberían ejercer mucho más su influencia en beneficio de las islas a las que representan.

Última sesión parlamentaria. El Parlament celebró ayer su última sesión parlamentaria y en unos días se disolverá la Cámara para dar por acabada la legislatura. El aspecto más positivo es que se ha pagado la deuda histórica con los consells y gracias a ellas tanto Eivissa como Formentera han podido sanear sus cuentas y ponerse al día con los bancos hasta no adeudar ni un euro a las entidades bancarias. Sin embargo, quizás en este aspecto ha tenido mucho que ver la sensibilidad de José Vicente Marí Bosó, el conseller d’Hisenda, ibicenco, que conoce perfectamente los problemas de las Pitiüses.

Más reivindicativos. En esta legislatura se ha echado en falta que los diputados y diputadas ibicencas fuesen más reivindicativos, que llegasen incluso a amenazar un plante para conseguir que en las Pitiüses se resolviesen los problemas históricos como las depuradoras, el anillo de las desaladoras y el emisario de Talamanca. Sin embargo, o al menos por lo que ha trascendido, la actitud de nuestros parlamentarios ha sido más bien de sumisión a lo que ha marcado Bauzá, de la misma manera que en la anterior legislatura el Govern de Antich marcaba la pauta y los diputados progresistas obedecían. Lamentablemente para estas islas, los diputados son poco reivindicativos y acaban supeditados siempre a las directrices de sus direcciones regionales. Ni una sola amenaza de plante ni tampoco un amago de votar en contra de una propuesta que no defendiese los intereses ibicencos o formenterenses. Siempre al dictado de Palma.