Pocas cifras estadísticas reflejan con tanta crueldad el verdadero estado en el que se encuentra una sociedad como el porcentaje de jóvenes, entre 15 y 29 años, que ni estudian ni trabajan. Son los ‘ninis’, que en Balears alcanzan el 22,4%, según datos referidos a 2014 facilitados por el Ministerio de Educación. El dato ya es preocupante, pero todavía lo es más que en este último ejercicio la cifras de ‘ninis’ en las Islas no haya dejado de crecer mientras que en el resto de comunidades –con excepción de Aragón– la tendencia es inversa. Balears –sólo por detrás de Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha– se sitúa en las peores posiciones del conjunto del Estado, una circunstancia que es una decidida invitación a la reflexión sobre las auténticas causas de esta penosa situación.

Auténtica pobreza.

El índice balear de los ‘ninis’ contrasta con los análisis, en ocasiones eufóricos, que se realizan con demasiada frecuencia desde las instituciones públicas cuando se aborda la situación social y económica de Balears. El elevadísimo porcentaje que acumulan las Islas, ese escandaloso 22,4%, está demasiado alejado del 14% del País Vasco. Es preciso un plan urgente que permita incidir de manera decidida en este colectivo juvenil que tienen, de no salir de la espiral en la que se encuentran, un pasaporte para el desempleo crónico, la marginación o la delincuencia. Balears no puede presumir de mejoras económicas con estas tasas de paro y falta de formación entre los jóvenes.

Recursos y educación.

Cuando se plantea la necesidad de mejorar la financiación de Balears es preciso tener muy presente esa enorme cantidad de ‘ninis’ a los que hay que atender, ofreciendo ciclos de formación adecuados que les permitan nuevas oportunidades laborales. Para ello no hay otra salida que destinar más recursos en la que, con mucha probabilidad, sea la mejor inversión pública que puede hacer la Administración en Balears. Y no se puede llegar tarde.