Es difícil entender la negativa del Ministerio del Interior a la concesión de una medalla al Mérito Policial al fiscal Pedro Horrach y a seis agentes dedicados durante los últimos años a la lucha anticorrupción. Tanto Horrach como estos funcionarios han demostrado una dedicación loable a su deber en defensa de la ley al margen de manipulaciones partidistas. Es cierto que toda acción contra la corrupción política tiene beneficiarios y perjudicados y que el PP balear, comenzando por el expresident Jaume Matas y por decenas de imputados, atravesó sus horas más difíciles. Pero eso es inevitable.

Utilización política. Este desprecio a Horrach y los seis funcionarios tiene también un aspecto muy preocupante. La negativa a condecorarles podría significar que los que actualmente mandan en Madrid ven manipulables a los defensores del Código Penal y solamente premian a quien les conviene. No es de recibo tal visión del Estado de Derecho. El fiscal Horrach ha investigado cuestiones delicadísimas, como el caso Nóos, que han supuesto la imputación del yerno y la hija del anterior rey de España. No hay que buscar partidismos sino el inexcusable objetivo de averiguar la verdad, siempre en nombre de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes públicos.

Decisiones controvertidas. En una tarea de tal complejidad y responsabilidad, el fiscal Horrach ha tomado decisiones controvertidas. Cabe recordar que chocó con el juez José Castro porque se opuso a la imputación de la infanta Cristina de Borbón. En algún caso, en actuaciones que tuvieron un amplio calado político y una repercusión mediática enorme, hubo controversia y sensación de que su trabajo fue demasiado lejos. Pero eso entra dentro del campo de la acción profesional en base a la ley y nunca puede ser óbice para que se le niegue una medalla ni a él ni a ningún otro servidor empeñado en descubrir la veracidad y perseguir la conculcación de la normativa vigente.