El anuncio hecho por el equipo del gobierno del Ayuntamiento de Vila de iniciar la construcción de un muro de cemento de 2,5 metros de altura en el perímetro de la UA-27 del barrio de Sa Penya, que con 150 metros de longitud rodee el bloque expropiado que se ubica entre las calles Alt y Retir, es objeto de controversia. El impacto visual de esta pared, que costará 27.000 euros y será de hormigón para impedir que sea derribado, pues requeriría de maquinaria pesada, es innegable y como es lógico ante una actuación municipal tan agresiva, hace que muchos se cuestionen la procedencia de hacer algo así y si acaso no hay alternativas para impedir que las viviendas ahora vacías, puedan volver a ser ocupadas ilegalmente. Además, las calles afectadas son estrechas y con el levantamiento de este muro, aun lo serán más.
EDITORIAL
La seguridad en Sa Penya
Eivissa15/05/16 0:00
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