El presidente de la Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera, Carlos Marí Mayans, ha vuelto a poner sobre la mesa una idea que se barajó cuando se redactaba el proyecto de ley sobre estancias turísticas en las Balears y de medidas de impulso del turismo sostenible, al comienzo de la legislatura que ya termina. Entonces se planteó que si la recaudación del impuesto se hacía en los establecimientos hoteleros o en los alojamientos reglados, todos aquellos que acudiesen a la oferta ilegal (esencialmente a viviendas turísticas no autorizadas) se librarían de pagar la ecotasa, lo cual suponía un aliciente más.

La solución a este problema era que se cobrase en las puertas de entrada naturales de las islas: puertos y aeropuertos. Esa medida, tan lógica y acertada, evitaría además las lógicas reticencias del sector hotelero, obligados a hacer el papel involuntario de recaudadores.

La situación ha cambiado.

La medida nunca llegó a prosperar porque se dio por sentado que el Gobierno de España, entonces en manos del Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza, se opondría a su aplicación y por tanto, dado que la gestión de puertos y aeropuertos es una competencia estatal, se trataba de un callejón sin salida. Pero habida cuenta de los cambios habidos en el Ejecutivo central, ahora del mismo color político que el Govern de les Illes Balears que preside Francina Armengol, hubiese sido un buen momento para plantear la medida y negociarla con el Estado. La propuesta que la Cámara de Comercio plantea nuevamente, además, incorpora el ofrecimiento de que sean las propias Cámaras las que se encarguen de su gestión, lo cual no es descabellado.

Propuesta digna de analizar.

Sería positivo que los partidos políticos estudiasen seriamente el planteamiento de la Cámara de Comercio pitiusa, pues está claro que seguir como estamos no hará que se diluya el malestar entre los hoteleros, ni tampoco los efectos negativos que comporta la ecotasa en términos de competitividad y de imagen turística. Es preciso mejorar y el planteamiento de Marí Mayans podría ser un punto de partida sobre el que buscar el consenso necesario.