El órdago, lanzado tiempo atrás por los sindicatos de los empleados de las concesionarias del vertedero de Ca na Putxa, y de limpieza y recogida de basuras de Sant Antoni e Ibiza, fue claro y contundente. De no conseguir una mejora en las condiciones salariales y de estabilidad laboral, el siguiente paso de presión para lograr sus legítimos objetivos sería la convocatoria de huelga indefinida. Pues bien, el plazo para negociar se agota y el próximo lunes, de no alcanzarse un acuerdo entre las partes ante el Tribunal de Mediación y Arbitraje, dará comienzo un paro indefinido por parte de los operarios del depósito de residuos, cuya gestión compete al Consell d’Eivissa.

Responsabilidad.
Llegados a este punto procede exigir a empresas y trabajadores un ejercicio de responsabilidad más allá de los legítimos intereses de cada cual, que permita desencallar una situación que la negociación colectiva no ha permitido solucionar de forma negociada. Una medida tan drástica como es la huelga indefinida, por más que la Administración establezca amplios servicios mínimos, es muy gravosa para todos; también para la ciudadanía y para la imagen turística de Ibiza, en plena temporada alta y con una gran afluencia de visitantes.

Interés general.
Nadie discutirá el derecho de los trabajadores a ejercer su derecho a la huelga en defensa de sus intereses laborales. Pero este derecho debe ser ejercido con moderación. Del mismo modo que las empresas contratistas están obligadas a atender en la medida de lo posible las reivindicaciones de estabilidad laboral que los trabajadores plantean. La experiencia indica que una vez que se inicia la huelga en un ámbito tan sensible como el que estamos tratando, la solución suele ser rápida. Por una vez sería estupendo que el acuerdo llegase sin necesidad de ir a la huelga, para evitar así perjudicar a los vecinos y también a los turistas que visitan Ibiza.