La presencia de barracones escolares o aulas prefabricadas no logra erradicarse del actual sistema educativo en Balears y eso a pesar del esfuerzo realizado con la ampliación de la red de centros por parte de la Conselleria d’Educació. El nuevo curso comenzará con 95 de estos barracones, 23 menos que en el curso pasado. La cifra, sin embargo, queda muy alejada de la previsión de reducirla a 60 que se había anunciado. Los planes para adecuar las plazas escolares a la demanda hace años que han quedado totalmente desfasados, un proceso que requiere un esfuerzo inversor descomunal si se pretende resolver de raíz el problema.

Miles de incorporaciones.
Cada año, según estima la Conselleria, se incorporan alrededor de 2.000 nuevos alumnos, debido en buena medida al fenómeno creciente de la inmigración. Todo indica que este escenario no está contemplado en las proyecciones de la futura red de infraestructuras educativas, que están obligando a realizar una importante ampliación pero que, a la vista está, es incapaz de atender las necesidades crecientes a un ritmo casi exponencial. El actual Govern tiene en el campo educativo una de sus prioridades, pero es preciso remarcar que los objetivos deben ser mucho más ambiciosos. Casi un centenar de aulas provisionales es una muestra del elevado grado de cronicidad que tienen las deficiencias de la oferta educativa en las Islas.

Pacto global.
En cuestiones tan esenciales como ésta resulta imprescindible apelar a la responsabilidad de todos los grupos políticos. Resulta demasiado sencillo criticar la situación actual sin ofrecer soluciones. Lo que urge es favorecer acuerdos globales que permitan incrementar las partidas financieras destinadas a mejorar nuestros colegios e institutos. De lo que no hay duda es de que no pueden quedar alumnos sin escolarizar en Balears; esta es una atención básica e irrenunciable.