El presidente del Gobierno español, José María Aznar, acudió a Barcelona para presidir un acto multitudinario para presentar, en Catalunya, las candidaturas que los conservadores presentarán a las elecciones municipales y europeas que se celebrarán el 13 de junio próximo.

Dado que, en Catalunya, no coincidirán las elecciones a la Generalitat, el presidente centró la casi práctica totalidad de su intervención en los aspectos municipales y, también, en los de las relaciones con las comunidades autónomas que no solamente sirven para Catalunya, sino para el esto de España.

El señor Aznar defendió el actual equilibrio financiero entre autonomías y municipios y predicó un fuerte impulso, precisamente, al enfortecimiento de la gestión municipal, que debe rescatar competencias aún en manos de los gobiernos autónomos. En realidad, el presidente del Gobierno y del Partido Popular reclamó un mejor reequilibrio competencial, territorial y financiero para afrontar retos de futuro como el empleo, la educación y la vivienda.

Es realmente estimable que esta visión global de una España centralista y jacobina, que la derecha ha mantenido durante tantos siglos y que la mayor parte de la izquierda ha apoyado dentro de las profundas discrepancias que las han separado, se modifique sustancialmente a partir de un concepto mucho más actual como es el del acercamiento del poder y de las instituciones a los ciudadanos administrados.

En este sentido, los ayuntamientos son los primeros y más directos administradores que el Estado pone a disposición de los contribuyentes, de manera que repartir las competencias entre la Administración central del Estado, las autonomías, las diputaciones o consells insulares, y los municipios es una forma real de descentralización.