El vicepresidente del Govern ha pedido perdón a los ciudadanos de Inca por haber tenido que suspender los actos al aire libre de la feria más importante de Mallorca, el Dijous Bo. Y lo ha hecho porque la meteorología ha sorprendido y esta vez por su relativa suavidad, después de que se anunciara un nuevo temporal que podía tener efectos catastróficos. El don de la adivinación no lo posee nadie y por eso mismo se han adoptado medidas preventivas, que por su alarmismo han provocado la extrañeza o incluso la indignación de algunos ciudadanos por las molestias provocadas con el operativo organizado. La medida más polémica ha sido la orden de suspender la actividad docente durante dos días, con lo que miles de padres "que se han enterado tarde y mal" se han encontrado con un verdadero problema a la hora de cumplir con sus obligaciones laborales al tener a los niños en casa.

La suerte ha querido que el temporal descargara con más fuerza en Barcelona, donde no se tomaron tantas medidas de precaución como en Balears y toda clase de servicios se han visto afectados por el temporal. Si eso hubiera ocurrido aquí, las medidas adoptadas por el Govern hubieran parecido estupendas. Lo importante es siempre prevenir, aunque pueda tenerse la sensación de que ha habido un cierto exceso en las medidas preventivas y que lo acertado hubiese sido hacer unas recomendaciones y que fuesen los alcaldes los que adoptasen las medidas oportunas en función de las circunstancias específicas de cada municipio.

No podemos olvidar, sin embargo, que ayer murió un operario que reparaba un tendido eléctrico, con lo que ya son cuatro las víctimas mortales de este temporal en Balears; y que autobuses y coches llenos de niños camino de la escuela pueden convertirse en trampas mortales cuando los árboles caen arrancados de cuajo y los torrentes descargan con furia el agua que les sobra. Ojalá cuando el temporal remita del todo podamos decir que se evitaron males mayores.