Malas noticias para los pequeños inversores. La Bolsa, lejos de levantar cabeza, la agacha cada día más y ya nadie se atreve a vaticinar mejores tiempos. Por el momento los expertos esperan con ansiedad el último día de este mes, cuando la Bolsa se va de vacaciones, para ver si con el descanso las ganancias vuelven a su cauce. Una ilusión complicada a la vista de lo que está pasando últimamente. A los escándalos financieros y empresariales en Estados Unidos se unen ahora rumores de operaciones militares en Irak, a lo que hay que añadir algunos pésimos resultados económicos en grandes empresas. Todo ello conforma un panorama confuso del que los inversores, amigos de los negocios claros, huyen.

Muy felices se las prometían quienes quisieron ver poco tiempo después del fatídico 11-S una vigorosa recuperación económica a nivel mundial. Lejos de confirmarse, el panorama sigue siendo grisáceo. Las Bolsas vuelven al nivel más bajo desde septiembre, de forma que quienes tienen dinero prefieren invertirlo en campos más seguros, como los bonos, los bienes raíces o en simples cuentas corrientes que, aunque no dan ganancias, tampoco se arriesgan a las pérdidas, en espera de tiempos mejores.

Todo ello nos lleva a pensar si el sistema capitalista que tenemos, basado únicamente en el consumismo feroz, no estará empezando a dar síntomas de agotamiento. Ocurrió diez años atrás en Japón y el gigante oriental todavía se resiente hoy.

Así las cosas, es difícil pronosticar una mejoría de las Bolsas, a pesar de que bajan las acciones a ritmos desenfrenados, por cuanto los inversores todavía no tienen claro que la curva económica pueda empezar pronto a subir de nuevo.