El pleno del Parlament rechazó la enmienda a la totalidad de los presupuestos de 2010 que había presentado el Partido Popular, un trámite que supone el punto de partida de la tramitación de las cuentas autonómicas hasta su aprobación definitiva. Queda, por tanto, un largo camino de debates en ponencia y comisión hasta la redacción definitiva de los números definitivos de la Comunitat Autònoma, los cuales ya han quedado fijados en 3.384 millones de euros, un 4'9 por ciento inferiores a los de este ejercicio.

La intervención del titular de la Conselleria d'Economia i Hisenda, Carles Manera, en defensa de su texto se centró en enfatizar el espíritu posibilista con el que el Govern encara el próximo año. Con una caída de los ingresos propios "consecuencia directa de la crisis" y una insuficiente financiación estatal no cabe otra salida que la austeridad, un recorte del que "y con dificultades" se tratan de salvar los servicios básicos (enseñanza y sanidad) y las prestaciones sociales. Para tratar de superar esta coyuntura adversa, el Govern recurre, al igual que otras administraciones públicas, al endeudamiento. Como ya se ha advertido, el Govern se ve obligado a poner en práctica la única política económica posible con los tiempos que corren, incluso hay que aplaudir su moderación en el recurso a la deuda, una contención que otras autonomías han obviado hasta superar los límites razonables.

En este contexto se ha puesto de manifiesto que desde la oposición "el Partido Popular" no se cuenta con alternativas reales a la situación económica, la cual los conservadores atinan en su diagnóstico pero ante el que no plantean remedios prácticos y fiables. Quizá porque no existen.