Año 1994. Balears padecía una gran sequía posiblemente como se sufrirá este verano. Escaseaba el agua y el Govern del momento, presidido por Gabriel Cañellas, tuvo que decretar restricciones. Se prohibió limpiar los coches, por ejemplo. Aún así el panorama que se presentaba era desolador. Para evitar el caos se les ocurrió una idea que en principio parecía estrambótica pero que, con los meses, los ciudadanos llegaron a entender. Se llamaba ‘Operación barco’ y consistía en traer agua desde Tarragona almacenada en barco (de ahí su nombre). El agua era depositada en otro barco que estaba amarrado en el puerto de Palma y que, durante horas, recibía el ‘cargamento’ de la embarcación que, a diario y de forma ininterrumpida, realizaba el trayecto entre Tarragona y la capital mallorquina. El agua, a su vez, era impulsada a través de una bomba a unos depósitos que lo distribuían por los núcleos urbanos más necesitados. La ‘Operación barco’ funcionó durante años y creo que hasta hace poco se estuvo pagando. Tuve la oportunidad de estar en Tarragona antes de iniciar el primer cargamento. No había desaladoras, los acuíferos estaban bajo mínimos, los embalses estaban secos, pero los mallorquines no sufrieron restricciones. No sé si hemos llegado a este punto en Eivissa, pero me temo que no estaría mal recuperar aquellos barcos (’Cabo Prior’ y ‘Móstoles’, se llamaban) y utilizarlos para evitar que padezcamos restricciones este verano. Por el motivo que sea (imagino que la burocracia) ni la desaladora de Santa Eulària estará lista y tampoco la interconexión que evitaría que algunos municipios como Sant Josep tengan que volver a vivir, una vez más, problemas por la falta de aguas. Y no será porque no hayamos insistido desde hace tiempo que lo que pasará este verano se podría haber evitado hace tiempo. No esperen muchas visitas de consellers del Govern de Armengol en los próximos meses, pero luego vendrá el otoño, y de nuevo las promesas, y vuelta a empezar. Igual que la película de la marmota...