El Ministerio de Educación que dirige Méndez de Vigo, ministro cultivado, ha caído ahora en la cuenta, tras cuarenta años de un sistema educativo penoso, que a la hora de opositar los futuros profesores tendrían que pasar una prueba de cultura general y una vez pasada podrían optar a la especialidad y a la plaza de profesor vitalicio. Tampoco es exigir mucho dado que en el último medio siglo hemos tenido en unos primeros momentos un exceso de cultura particular o local y en estos momentos, ya en 2018, tenemos una falta general de cultura general y una falta general de cultura particular; por ejemplo, basta ver la cantidad de temas culturales de Ibiza que están por investigar, antes se hacía un poco de caso a ese asunto, pero hoy, el panorama es un erial, apenas hay investigadores de valía que apuren la por otra parte impresionante cultura de nuestras Islas, eso cuando no tiene que venir uno del extranjero a recordarnos la riqueza de nuestro poso histórico y etnológico. Que el Ministerio quiera que para ser profesor haya que pasar una prueba de cultura general es de una gravedad extraordinaria; o sea, es como reconocer la completa nulidad de un sistema educativo que es una fábrica, aunque hay alguna excepción, de estultos y desde luego de borregos sin capacidad opinativa, hecho que es un maná para que los Echenique y los Bieles gobiernen. Pero hete aquí que el PSOE andalú (sic) dice que el examen de cultura general, pues que se puede pasar rascado y que esa nota de ninguna forma dificultará el paso a la plaza fija. Está claro que los susanistas quiere colocar a su clientela, sabedores del nivel cultural de parte de los suyos: aquí nadie da puntada sin hilo.