Ha acertado plenamente Jaume Ferrer al renunciar como candidato de Gent per Formentera para las próximas elecciones al Consell. Doce años son más que suficientes para demostrar las políticas que se quieren hacer y alargar la actividad política no es oportuno y suele acabar mal. Por eso, en las democracias consolidadas se pone límite al número de mandatos que un político puede estar en el poder. En el caso de Jaume durante estos últimos cuatro años ha habido demasiados episodios que no han beneficiado en nada la gestión del Consell, comenzando por decisiones urbanísticas más que polémicas y sentencias que han demostrado que en el gobierno insular se han tomado decisiones en materia laboral en contra de la legalidad. Hay sentencias que así lo dicen. Por no hablar del lamentable episodio de la contratación del despacho de arquitectos del cuñado del gerente y la destitución del director de Ràdio Illa. Aún así, Ferrer siempre ha mostrado un perfil institucional, ha sabido defender a su isla ante el Govern de Armengol y se ha mostrado reivindicativo en todo momento. Ese legado que ha dejado Ferrer, a pesar de los errores de estos últimos cuatro años, prácticamente garantizan que la nueva candidata GxF, Alejandra Ferrer, tenga todo el viento a favor para seguir gobernando tras las próximas elecciones. Ahora bien, si siguen por el camino de la soberbia, es posible que esos vientos a favor se conviertan en tormenta en poco tiempo. Ya estamos viendo qué rápidamente cambian las tendencias electorales y Formentera no es inmune a estos cambios. Aún así, Ferrer ha tomado el camino adecuado. Dar un paso atrás no es nada fácil cuando alguien ha tenido tanto poder durante tanto tiempo. Veremos si Alejandra Ferrer estará a la altura de las circunstancias.