Hechos son hechos y son poco discutibles. Por eso, a falta de algo más de un mes para las elecciones, puede decirse que la legislatura en el Ayuntamiento de Vila ha sido muy pobre, más allá de una reforma del Paseo de Vara de Rey que gusta a unos y disgusta a otros, pero poco más. Que en cuatro años no hayan sido capaces de modificar el PGOU ya demuestra que la gestión en Can Botino no ha sido precisamente modélica, y eso que tenían un excelente aliado con el Consell d’Eivissa. Retrasos y más retrasos, aunque muchos tuits del gobierno municipal, que nunca han faltado en estos cuatro años de legislatura.

A la eterna modificación del PGOU, que supuestamente debía diseñar el futuro de la ciudad que quieren los progresistas, es obligatorio recordar la incapacidad también para poner la primera piedra del nuevo albergue, otro de los asuntos de los que se ha hablado más que visto. Si Marí Bosó logra la mayoría para gobernar en Vila, el discutido proyecto de Joan Ribas pasará a la historia. Siempre le quedarán sus tuits para recordar el proyecto fallido.

¿Y qué se ha hecho en reforma circulatoria? Pues poco, y lo que se ha hecho no ha solucionado nada. El edil encargado de este departamento tampoco ha sabido buscar soluciones prácticas para la ciudad, y su gestión se ha visto desbaratada por declaraciones a destiempo y muy desafortunadas. De la Marina y los problemas con los comerciantes, mejor ni hablamos. Pero el episodio estrella de la legislatura ha sido la defensa a ultranza que hicieron Ruiz y sus compañeros de gobierno de Alfonso Molina, el edil perseguido por la Conselleria de Treball por supuestas irregularidades en cursos de formación. Luego hablan indignadísimos de la «ley mordaza» del PP, pero nadie olvidará las trabas de Ruiz a este medio simplemente por contar la verdad.