Nos enfrentamos a la amenaza de un cataclismo económico que puede acabar con muchas economías familiares. Es imperativo que la sociedad ibicenca haga gala, una vez más, de su compromiso y su responsabilidad apostando por ayudar a nuestros agricultores, ganaderos y pescadores.

Durante esta última semana hemos visto cómo las grandes superficies permanecían abarrotadas, pero ha llegado la hora de poner el ojo en el origen de lo que compramos. En circunstancias como la que actualmente sufrimos, no podemos dar la espalda al producto local y al comercio de proximidad, sino que ahora, más que nunca, debemos hacer un esfuerzo colectivo para contribuir a capear esta crisis a las decenas de familias que viven directa o indirectamente de nuestro campo y nuestras aguas.

Entre hoteles, restaurantes y mayoristas que abastecen al sector hostelero acaparan en torno a un 70 % del consumo de nuestras cooperativas, lo cual pone de manifiesto la enorme importancia de este sector para el producto local. Sin embargo, con los hoteles y restaurantes cerrados, la industria agrícola de la isla se ve fuertemente amenazada.
Adquiriendo producto local en nuestras tiendas de confianza, no sólo nos vamos a llevar a la boca un manjar de primera calidad, sino que estaremos contribuyendo a la rentabilidad del campo y el mar de Ibiza, algo fundamental para la supervivencia de nuestros campesinos y pescadores y para que nuestros visitantes gocen de un paisaje cuidado y bonito. No permitamos que sigan llegando camiones con toneladas de productos de fuera mientras dejamos de lado a nuestros héroes del sector primario. Ellos están cuando más les necesitamos. Nos toca estar a la altura de las circunstancias y apoyarles con una cesta de la compra repleta de productos made in Eivissa.