El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha dicho que el turismo no tiene valor añadido. Sentencia, además, que es una actividad temporal y con empleos precarios. Por culpa de este poco valor añadido del turismo, dice, la situación económica de España es más frágil que otros países europeos y costará más recuperarse. Evidentemente cualquier sueldo que no supere los 70.000 euros al año, que es lo que el ministro ha cobrado desde que salió de la universidad, es precario para Garzón, un tipo que lleva diez años en política sin haber cotizado ni un solo día en la empresa privada. Mientras Garzón colgaba las fotos de Lenin, Stalin y Mao en su habitación había hoteleros en este país que generaban miles de puestos de trabajo y, con el apoyo de sus empleados, seguían creando riqueza en territorios donde durante muchos años malvivieron de la agricultura o la pesca. Garzón, uno de los pocos militantes que aún quedan en el Partido Comunista Español, intenta desde el Gobierno devaluar lo que ha significado el turismo para miles de ibicencos, mallorquines o menorquines. Pero lamentablemente tampoco da ninguna receta para mejorar nuestra economía. Como otros muchos políticos ibicencos, la estrategia de Garzón consiste por criticar el actual sistema económico sin ofrecer un ‘Plan B’.

Por no aportar, el ministro de Consumo ni siquiera se ha sumado a la “genialidad” de su compañero, el dirigente de Podemos balear Juan Pedro Yllanes, que propone instalar placas solares para compensar la falta de turistas. Seguramente la economía liberal tenga muchos defectos, pero es mil veces mejor que el sistema que defiende Garzón, que no funciona en ningún país del mundo donde aún se aplica, por no hablar que en los países comunistas imperan las dictaduras, otro pequeño detalle que parece no importar demasiado a Garzón. Cuando escuchen a personajes así diciendo estas tonterías no olviden que su sueldo lo pagamos entre todos. Y eso jode mucho.