Desde hace unos días el patio anda bien revuelto a cuenta de la fiebre de viernes noche del díscolo Boris Johnson y su troupe del 10 de Downing Street. Visto el personaje, ¿a alguien le extraña o sorprende los episodios semanales para evadirse del confinamiento? En tiempos de estado de alarma el que más y el que menos hacía un break para compartir una cerveza o un vino con pincho de tortilla, cacahuetes o lo que se terciase una vez a la semana. El problema es cuando la copa de vino o los pelotazos te los metes fuera de hora, saltándote el toque de queda e incumpliendo las restricciones. Y el asunto es todavía más grave cuando el que lo hace es el primer ministro del Reino Unido o la presidenta de... pongamos por caso, el Govern balear.
Estos días, medios de comunicación, tertulianos y comentaristas varios en redes sociales claman por la cafrería de BoJo. En el affaire Johnson lo tienen claro: el primer ministro debe dimitir. Y ya tarda. Eso sí, sorprende la claridad de ideas y vehemencia que muestran algunos a la hora de pedir la cabeza de Johnson desde aquí. Y lo más llamativo es que muchos de ellos son los mismos que hicieron mutis por el foro tras ventilarse la velada de gin tonics protagonizada por nuestra presidenta Francina Armengol. Durante un año el Hat Bar fue el local más célebre de la pandemia. El silencio de los corderos también se impuso con la sucesión de denuncias de escabrosos casos de corrupción de menores en centros gestionados por el Govern. Ley del silencio y mirar a otro lado por parte de personajes que ahora claman y piden responsabilidades por los casos denunciados en la Comunidad de Madrid. Esa anomalía con forma de doble vara de medir que algunos personajes y medios dominan a la perfección y a su antojo.
5 comentarios
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https://youtu.be/DUAo-WclVfg
https://youtu.be/MxdnLcjy5mw
Y es que no es lo mismo saber uno mismo los votos negativos que tiene uno de nuestros vídeos, a que todo el que pase por allí pueda conocer esa información, que mal utilizada podría ser lesiva para nuestro trabajo. Es más, son conocidas las campañas de review bombing que llevan a cabo grupos organizados de usuarios que se ceban en atacar a un perfil y lo llenan de valoraciones negativas y dislikes, lo que hunde sus contenidos para siempre. Adiós a saber el número de votos negativos Es por todo lo anterior que YouTube ha decidido que a partir de ahora los "no me gusta", o dislikes, no serán públicos y su número solo estará al alcance del usuario propietario del canal. Así, solo quedarán a la vista la cantidad de buenas opiniones que ha recibido, así como el botón para mostrar nuestro disgusto. Pero si queréis un número, olvidadlo porque ya están comenzando a desaparecer.
https://youtu.be/fWo6w2M9FvM
THE BEST PACO inteligencia con mucha excelencia. https://youtu.be/hSbLhAcI2SU