Que mayor ejemplo educativo sería pactar y consensuar una ley que establezca los cimientos para conseguir mejorar el nivel escolar de nuestras islas. | Pixabay

Hace unos días que se aprobó la primera ley de educativa de Baleares, inicialmente debería ser un avance importante para aumentar la calidad educativa de nuestras islas, dado que debe contener medidas y estrategias que mejorarán el funcionamiento del sistema escolar, que tendrá en cuenta la idiosincrasia de la población insular, que impulsará la innovación, que fortalecerá la figura del docente, etc. En definitiva debe ser el instrumento que nos ayude a dejar de ser una de las comunidades autónomas con mayor fracaso y abandono escolar del estado.

Mi intuición me dice que no lo conseguirá, y no será porque el contenido sea bueno o malo, el problema es que es una ley aprobada sin consenso. No han aprendido de los continuos fracasos y modificaciones de las leyes nacionales de educación, se ha cambiado 8 veces en los 40 años de democracia, donde cada partido político realiza la suya a partir de sus postulados y sus mayorías. Y lo peor es que se intente ‘ideologizar’ un tema tan importante para la prosperidad y el desarrollo de una sociedad. Cuando el gobierno cambie (salud democrática) se redactará una nueva ley de baleares que tendrá la misma duración que el mandato político.

Es evidente que el consenso pleno por desgracia es una utopía, aún así tenemos alguna experiencia donde los partidos mayoritarios se ha puesto de acuerdo en otros asuntos. Que mayor ejemplo educativo sería pactar y consensuar una ley que establezca los cimientos para conseguir mejorar el nivel escolar de nuestras islas. Por otro lado, parece ser que en su redacción si se contó con numerosos espacios de participación con profesionales y entidades, incluso que se admitieron numerosas enmiendas, pero aún así tampoco ha tenido el respaldo mayoritario de los sectores y representantes del personal docente. Con estos antecedentes es difícil augurar una larga vida a esta norma y por consiguiente un cambio significativo de funcionamiento escolar de nuestra comunidad.

Al final quien padece estos hechos en primer lugar es el alumnado que se encuentra en un continuo vaivén escolar. En segundo lugar, las familias que se desorientan y no se identifican con el sistema escolar. Y en tercer lugar, el personal docente que sufre las continuas modificaciones que terminan afectando a su competencia profesional.


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