Rafa Ruiz durante un pleno de Vila. | Marcelo Sastre

Resulta curioso cómo a veces los políticos con sus actos reflejan y dan la razón a aquellos que (erróneamente) piensan que la actividad política se basa en intereses personales y poco tiene que ver con el bienestar de la gente y del pueblo. Y justo esto es lo que durante años llevamos viendo los ibicencos en Vila. Una capital proclamada Ciudad Patrimonio de la Humanidad y que sigue arrastrando un problema durante décadas: la limpieza. Y esta problemática que lleva arrastrando nuestra ciudad tiene dos grandes protagonistas que se han beneficiado (y siguen haciéndolo): PP y PSOE.

Todos nos acordamos cuando en 2014 el PP y su entonces concejal de medioambiente, Juan Mayans, presentó un pliego de condiciones para contratar, o para adjudicar, a una empresa la limpieza de nuestra ciudad. Esta contrata no trajo nada más que una lluvia de críticas e, incluso, de Recursos ante el Tribunal Administrativo Central por parte del PSOE y del actual alcalde Rafa Ruiz. «Tendremos una recogida de basura cutre», «este pliego está lleno de lagunas y aspectos sospechosos», «esta ciudad tendrá un peor servicio y mucho más caro», «con esta contrata los derechos de los trabajadores quedarán discriminados», decían por aquel entonces los socialistas. Los meses de marzo y abril de por aquel entonces, recuerdo, estuvieron marcados por acalorados debates, reprochándose unos a otros (como siempre hacen PP y PSOE), y hasta el punto de acusar a Mayans de mentir sobre el pliego, pero como dicen ‘ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos’.

Para sorpresa de todos, unos meses antes de las elecciones, el ‘querido’ alcalde Rafa Ruiz cambió radicalmente de opinión. De rechazar rotundamente ese pliego a atreverse a considerar públicamente que contaba con más medios, más personal y más sistema de sanción (cuando todos, con los años, hemos visto y seguimos viendo que no). Ruiz nos estafó, pero yo me pregunto ¿por qué? Su cambio en pocos meses nos sorprendió a todos. Nos sentimos estafados. De repente afirmaba que era mejor continuar con un servicio de limpieza moderno, que lo quería adjudicar cuanto antes y que adjudicar la contrata con el mismo pliego que anteriormente él consideró «un fracaso», resultaba ser el objetivo principal del gobierno municipal. Aunque el problema no fue el cinismo del alcalde, que dijo mucho de él. El problema fue el derroche de dinero que hubo durante aquellos años para que hoy en día nuestra ciudad siga teniendo un servicio pésimo de limpieza. Se tardaron más de 4 años en realizar el pliego de condiciones y, durante ese tiempo, se derrochó mucho dinero: primero con el PP, quien contrató a Julio Sánchez, que se llevó una cantidad importante de dinero por redactar el pliego, y después el PSOE.

Entre los dos 120.000 euros en una contrata de limpieza realmente sospechosa. Yo ya avisé en su momento de que ese pliego sería un desastre y que era mejor esperar, continuar con el que ya se tenía, antes que aprobar uno con prisas y que tenía muchos aspectos sospechosos. Ya en aquellos tiempos algo olía mal y, efectivamente, el tiempo me ha dado la razón porque los problemas de limpieza siguen siendo desastrosos en Ibiza y el repentino cambio de opinión del PSOE hacían ‘sospechar’ que había algo que, aún hoy, no sabemos. Rafa Ruiz decidió cambiar de rumbo: de afirmar que era una contrata ilegal, a adjudicarla cuanto antes y sin pensar un segundo en todos los ibicencos e ibicencas. ¿Por qué? Porque para ellos siempre prima la oferta más barata antes que el bien de Ibiza. Y sí, también porque son unos cínicos, y aún hoy no sabemos muy bien si esa contrata es del todo ‘correcta’ o no y continuamos sin entender tal cambio radical de opinión. Lo que sí sabemos es que Vila sigue estando sucia y después de más de cinco años la limpieza no mejora. Señor Ruiz dejé la hipocresía a un lado y encárguese de Vila.