Vista general de una sesión plenaria en el Parlament balear. | Europa Press

A mediados del pasado mes de noviembre, se dio a conocer un dictamen jurídico que justificaba la necesidad de incrementar la representación ibicenca en el Parlament Balear. El argumento principal pivotaba sobre el aumento de población en nuestra isla en los últimos años, superando en unos 55.000 habitantes a Menorca. A pesar de esa diferencia de población, a día de hoy los menorquines tienen un diputado más que los ibicencos en su representación en la Cámara Balear.

Pocos días después, aparecía un nuevo artículo relacionado con este tema y el titular del mismo decía: «Los Consells de Mallorca y Menorca, a favor del incremento de diputados de Ibiza». Si uno se queda con ese titular, cabe pensar que la cosa va bien y que se está en el camino correcto para llegar a conseguir la propuesta, que respaldan por unanimidad todos los partidos representados en el Consell de Ibiza y que no es otra que aumentar nuestra representación en el Parlament.

Pero como en tantas otras ocasiones, si se analiza el contenido global de la noticia, veremos que la misma contiene matices que van mucho más allá del titular. Lo cierto es que quien manifiesta, en la mayor de las islas, su apoyo a que Ibiza aumente su representación en un diputado, pertenece a Més per Mallorca y lo hace reclamando que Mallorca también tenga un representante más. Cabe recordar que actualmente Mallorca tiene 33 diputados de los 59 que componen la Cámara Autonómica, cifra que por cierto está por encima de la mayoría absoluta de la misma.

Parece claro que su apoyo lo que realmente persigue es que la mayor de las islas sume un diputado más, pretendiendo en realidad utilizar las conclusiones del dictamen jurídico encargado en Ibiza, en su propio beneficio. Por otro lado llama mucho la atención el silencio del partido mayoritario en la Cámara, el PSIB; lo que resulta bastante significativo en el sentido de la poca voluntad real de acometer una modificación del calado que se propone.

Por otro lado tenemos el supuesto apoyo menorquín. Aquí nuestras suspicacias tienen que ir claramente en aumento. En Menorca sí ha habido declaraciones del Partido Socialista y ha sido su Secretaria General y Presidenta de su Consell Insular, la que ha mostrado de forma muy clara sus reticencias a que, tal como ella lo ha definido, «se abra el melón». Tanto ella como el portavoz de Més per Menorca, se suben al carro de la complicación que una negociación de este calado conlleva, manteniendo la opinión de que sigue siendo válido el factor de proporcionalidad corregida actual.

Las dos formaciones políticas menorquinas abanderan una condición que para ellas resulta indispensable y que no es otra que el número actual de diputados por Menorca no se modifique en ningún caso. Que en esa isla se encuentran satisfechos y muy cómodos con el actual reparto de escaños parlamentarios, lo refrenda el comentario hecho por el portavoz de Més, quien recuerda con cierta sorna que la representación actual es el resultado de la reforma estatutaria de 2007, que entonces Ibiza aceptó. Se le olvida a Més intencionadamente que el incremento poblacional de nuestra isla en los últimos 15 años ha sido espectacular y por supuesto tremendamente superior al que pueda haber experimentado Menorca, resultando por ello que la diferencia de población entre ambas islas, que en 2007 podía parecer exigua, ahora supere los 55.000 habitantes y sea realmente significativa y merecedora de una revisión.

La adaptación de la sociedad en general a los cambios que el paso de los años va provocando en diversos aspectos de la vida, resulta fundamental, ya que de no hacerlo así seguiríamos encallados en conceptos y preceptos que antiguamente eran de lo más normal y que actualmente resultan aberrantes, además de inconcebibles. Por todo ello, parece evidente que contrariamente a lo que se pudiera deducir de la lectura del titular mencionado, Mallorca y Menorca están en realidad muy alejados de la decisión de sentarse a negociar lo que con toda justicia se reclama por parte de los partidos ibicencos.

Lo que aquí se vislumbra, al igual que ocurre en otras cuestiones que afectan a la realidad política de nuestra isla, es la intención de seguir mareando la perdiz y diferir a los próximos años cualquier tipo de negociación en este sentido. La representación de 12 diputados por Ibiza está muy por debajo de los 2/3 de la Cámara que se necesitan para una modificación legislativa como la que se plantea, pero la realidad es que resulta todavía menor si todos los partidos ibicencos no son capaces de enfrentarse al resto de diputados del Parlament y demostrarles que en determinados casos, 12 votos pueden resultar imprescindibles por pocos que parezcan.

Vivir anclados en el pasado nunca ha sido bueno y en el caso que nos ocupa, todavía menos.