Una imagen de la concentración en Ibiza por una Sanidad de calidad. | Daniel Espinosa

En Ibiza, también en Formentera, creen haber dado con la piedra filosofal de la economía. Han conseguido que todo aquel billonario, millonario que se precie, o que tenga un barco por encima de los 25 metros de eslora quiera venir a las Pitiusas. Magnates rusos, príncipes árabes, horteras de reality show que cobran mil euros por gritar dos horas en TV o de aquellos que no pagan menos de cien euros por cenar en un restaurante de plato grande, poca comida y cocina creativa, todos quieren venir a las pequeñas islas.

El número de turistas crece exponencialmente cada año desde la pandemia y aquí todos están muy contentos, desde los cruceristas, hasta los taxistas piratas.

Ya tenemos situadas a Ibiza y Formentera entre los destinos turísticos más populares del mundo. Cada año, millones de personas visitan la isla y disfrutan de sus playas, su vida nocturna y su rica cultura. Sin embargo, la felicidad no es completa, esta situación también tiene sus inconvenientes, más allá de los medioambientales, uno es la falta de personal sanitario, especialmente de médicos y enfermeras, también cocineros, camareros, funcionarios, personal técnico especializado... pero hoy me centraré únicamente en la falta de personal sanitario, médicos y enfermeras.

La falta de médicos y enfermeras en Ibiza es un problema que viene arrastrandose desde hace varios años. Aunque la isla cuenta con un hospital público, una clínica privada y varias residencias de mayores que necesitan trabajadores, muchos de ellos carecen del personal suficiente para atender la creciente demanda de servicios asistenciales.

La escasez de personal sanitario en Ibiza se debe a varios factores. En primer lugar, la isla es un lugar caro para vivir, lo que hace que muchos profesionales de la salud prefieran trabajar en otras partes de España o en otros países donde la relación entre salarios y coste de la vida les resulta más beneficiosa. Además, el sistema de salud no reconoce la singularidad pitiusa, no ofrece incentivos suficientes para atraer y retener a los médicos y enfermeras en las islas.

Otro factor que contribuye a la falta de personal médico, es el desarraigo con el que se llega a la isla. Además de la cuestión económica, que sin duda es muy importante, hay otra emocional que es querer quedarse en la isla, en un lugar que se ha convertido en el paraíso de ricos y magnates, pero que no es capaz de ofrecer el alquiler de un piso y una cesta de la compra a precios razonables, similares a la península. Otra razón importantísima es llegar con ganas de arraigar, hacer amigos, formar una familia , tener hijos que compartan los deportes con otros niños de la isla y que cuando ganen una competición balear se sientan orgullosos de ser de Ibiza. Llegar con el ánimo abierto de querer nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra gastronomía e integrarse en la sociedad pitiusa y militar frente a aquellos que solo vienen aquí a especular, hacer dinero y destrozar la isla para después irse.

Aquí se llega con la cabeza puesta en volver de donde se viene, y si no te atrapa el encanto que durante décadas ha existido para quedarse en Ibiza o Formentera, su manera de ser, de entender la vida, quedarse solo para trabajar, es un atractivo insuficiente. Venir y compartir una habitación con derecho a baño y cocina por 600 euros para toda la vida, coincidiremos que no es una manera digna de vivir y que hace que se pueda mirar el futuro con ilusión y esperanza.

Esto no va a mejor, y si bien la sanidad Pitiusa ha mejorado muchísimo en estas últimas cuatro décadas, pondré un ejemplo como objeto de reflexión: no hace mucho tiempo la oncología era conducida por un médico internista y otro de familia, ahora hay una plantilla de seis oncólogos aunque haya dificultades para cubrirlos , otro ejemplo es el crecimiento del número de especialistas en anestesia, rx o enfermeras que ha sido muy importante. La fuerte demanda de estos profesionales en un momento de especial carencia en todo el estado convierten a Ibiza y Formentera en un destino con dificultad doble o triple para querer venir.

Estamos en época preelectoral y todos los partidos deberían de centrarse en esto, en encontrar la manera de convertir las islas en un destino atractivo no solo para médicos y enfermeras y tienen que proponer alguna solución urgente para que la percepción de abandono que tienen los ciudadanos se corrija y la sanidad pública recupere el prestigio que tenía. Deben dar soluciones reales a una situación que precariza y en ocasiones roza la indignidad de muchas de las personas que vienen a Ibiza a trabajar y tienen que compartir literas con seis personas más o dormir en el coche por falta de una habitación a precio razonable.

A mi entender, el partido político que no reflexione sobre este problema y proponga soluciones reales, verosímiles, razonables y urgentes no debería ser tenido en cuenta para ser votado.
No es de recibo que en las islas de los magnates y millonarios vivan personas sin la más mínima dignidad. Que dejen de marear con hacer política en los juzgados y que se pongan en lo importante, en aquello que hace que la vida de los ciudadanos sea mejor.

Para abordar la falta de médicos y enfermeras en Ibiza y Formentera, se necesitan medidas a corto plazo y de manera urgente. Estas medidas podrían incluir incentivos económicos para atraer a profesionales de la salud, programas de investigación, formación y educación para mejorar las habilidades de los trabajadores de la salud existentes, y campañas publicitarias ciertas para promover Ibiza como un lugar atractivo para trabajar y vivir.

En resumen, la falta de médicos y enfermeras en las islas es un problema que necesita ser abordado urgentemente, si no se toman medidas para solucionarlo, la calidad de la atención médica en las islas está gravemente comprometida, lo que podría tener consecuencias graves para la salud de los residentes y visitantes de Ibiza y Formentera.