Una niña pasea junto a su padre. | Imagen de Pexels en Pixabay

Desde hace unos años, no hay Día del Padre que no genere polémicas entre los «aburridos de la vida». Teniendo en cuenta, que a día de hoy, el valor de esta conmemoración es principalmente comercial, me parece que cualquier controversia sobre ello será poco profunda, superficial y con tintes radicales. Pienso que a la mayoría de padres este día no nos genera gran excitación. En mi caso queda resuelto con la llamada de felicitación a mi progenitor, que además se llama José, y los dibujos de mis hijas con el lema «El mejor padre del mundo» que voy almacenando, año tras año, con bastante cariño, por lo demás día resuelto.

En esta ocasión, una de las polémicas versaba sobre el mensaje que una profesora enviaba a las familias de su alumnado, explicándoles que debido a la diversidad de tipos de familias no se celebraría el Día del Padre sino el Día de la Persona Especial. Así, cada menor podía elegir entre los miembros de su familia, incluida la extensa, a quien dedicaba la celebración. En tiempos de internet, el mensaje se viralizó a la velocidad de la luz y comenzaron a generarse todo tipo de respuestas y opiniones. Es verdad, que las estructuras familiares han evolucionado a formatos más diversos y que el concepto de familia es muy amplio y variado, pero la base del funcionamiento sigue siendo el mismo y no está condicionado por el tipo de familia.

El enfoque del modelo sistémico muy utilizado para analizar a la familia y su funcionamiento, en su teoría de las 3C’s, defiende que para que un sistema familiar sea positivo deben desarrollarse las funciones de comunicación, cohesión y capacidad de adaptación entre los integrantes. A mi me gusta rehogar esta teoría incorporando una cuarta C que sería el Cariño. Por tanto, el debate sobre los miembros que forman la família me parece bastante banal, ya que para que la familia sea positiva es más importante que sea funcional y eso no se determina por la manera en la que está constituida.

Si he de opinar sobre el día del padre, preferiría que el debate se centrara en los deberes y derechos paternales. Si los hombres hemos sido capaces de evolucionar e incorporar las funciones de crianza, tan delegada en la figura materna. O si los hombres somos capaces de educar a nuestros hijos e hijas en igualdad y respeto. De hecho, dejaría fuera del sistema educativo esta y otras conmemoraciones que no tengan un carácter reivindicativo y el objetivo de hacer una sociedad más saludable, igualitaria y respetuosa. Después que cada uno celebre en su casa o en su comuna lo que crea oportuno con absoluta libertad. También pienso lo mismo del Día de la Madre pero sólo es la opinión de un «aburrido».

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