No se preocupen los lectores, porque la pistola reglamentaria que le birlaron a un agente del Cuerpo Nacional de Policía en un bar cerca del puerto de Vila no es la única arma de fuego que circula por Ibiza sin control. No todo el mundo puede acceder a una, ya que tiene su dificultad hacerse con un objeto de este tipo, pero seguro que hay quien alguna ha conseguido en el mercado negro y no significa que la vaya a utilizar. Y el policía ibicenco no es el primero que pierde una, o que se la roban, qué se yo. Sucede raramente, pero sucede, que los agentes denuncian robo ya sea de su arma oficial o de un arma particular. Se abre un expediente y se analizan las circunstancias concurrentes, por si acaso el funcionario en cuestión ha podido incurrir en algún tipo de responsabilidad por negligencia.

En ese caso, la sanción disciplinaria es contundente, de forma que quien más motivos tiene para estar preocupado porque le hayan sisado la pipa es la víctima del hurto. Conviene relativizar la importancia del hecho, pues tampoco todo el mundo sabe usar un arma de fuego. Pero lo que más conviene destacar es que quien tenga una en su poder y sea descubierto, incurre en el delito de tenencia ilícita de armas, al margen del delito que se le pueda atribuir por el hurto o robo. La pena es de uno a dos años de prisión, en el caso de un arma corta, como es el caso. De forma que si alguien cree interesante tener una pistola que no es suya, sin tener licencia de armas, sepa que puede acabar entre rejas. Y eso siempre que no suceda un percance, pues ya se sabe que las armas las carga el diablo puede acabar pegándose un tiro a sí mismo. Le recomiendo al que la tenga que la entregue en la comisaría o que llame al 091 y diga dónde está. Se quitará un problema de encima y evitará males mayores. Y a fin de cuentas, ¿qué va a solucionar con una pistola? Si la usa, acaba en la cárcel. Y si no la usa, ¿para qué la quiere?