Si en Melilla ofrecen doscientos pavos por el voto, en Pitiusas la puja debería subir a los mil. Cuestión del coste de vida en un archipiélago donde nunca se ha reconocido debidamente el factor insular. ¿Que subvencionan nuestros vuelos con la península gracias a los políticos canarios? Eso sirve especialmente para que las compañías aéreas inflen los precios. De momento por lo que luchan fieramente desde el despacho de Francina es para que los pasajeros puedan llevar ensaimadas en cabina sin que les cobren en Ryanair (y suelen ser forasters, el indígena prefiere portar una sobrasada para sobrevivir al abominable catering del aeropuerto).
El aroma a podrido electoral en Melilla podría estar influenciado por las aspiraciones expansionistas de Marruecos. Así se desprende de las investigaciones del Cesid, Guardia Civil y Policía Nacional, que afortunadamente tienen más sentido de Estado que Mr. Peter Sánchez-Falcon y no tienen que rendir pleitesía al rey moro, ni por Pegasus ni por la mirada de Medusa.
En Ibiza y Formentera venderían sus votos algunos de los muchos desencantados de la política. ¿Para qué votar en blanco si puedes ir a comer de gorra una caldereta de langosta en Juan y Andrea, un bullit en Es Torrent, las chuletas del Cosmi o jamón a tutiplén en el Costa?
Mientras tanto, la mayoría de votantes seguirá pidiendo a la muy extensa clase política a diestra y siniestra mejor limpieza, más seguridad y que se hagan cumplir las ordenanzas con sentido común, especialmente en centros urbanos, lo cual implicaría sonómetros en tanto garito que se pasa tres pueblos en su desprecio al vecindario. Algo fundamental para que la convivencia del largo y masificado verano no se desmadre.