Han pasado tres semanas desde el domingo de las últimas elecciones locales y autonómicas; este mismo sábado se han constituido los ayuntamientos y desde el 28 de mayo está en marcha el proceso para la constitución de los gobiernos de las diferentes Comunidades Autónomas, siendo el mismo especialmente importante en aquellas en las que ningún partido ha conseguido la mayoría absoluta que le permita gobernar en solitario. Después del tsunami de votos a los partidos de la derecha que arraso la mayor parte del territorio nacional, lo cierto es que si bien el PP es el partido que salió más favorecido, no es menos cierto que en muchos ayuntamientos y CCAA, necesitará de la extrema derecha de Vox para poder conformar gobiernos.

La simple noticia de que un partido xenófobo, homófobo, machista, negacionista del cambio climático, que no reconoce la violencia de género y antieuropeísta; pueda tener la menor relevancia en la toma de decisiones en cualquier administración pública, ya debería preocupar muchísimo a cualquier demócrata que se precie y, que decir si como desgraciadamente es previsible, llegan a formar parte de los diferentes gobiernos que se vayan conformando.

En una tensa situación política como la que vivimos    estos días, automáticamente me viene a la cabeza el acuerdo PP/VOX para formar gobierno en Castilla y León. En aquel momento, Núñez Feijóo, un recién llegado a la Presidencia del Partido Popular, lanzaba balones fuera cuando era preguntado por ese pacto autonómico de su partido con la extrema derecha, argumentando con pretendida convicción que ese era un acuerdo de Casado, el anterior Presidente del partido y, que por lo tanto no había podido evitarlo.

Transcurrido ya más de un año desde aquel nefasto abril de 2022, la historia se repite y después del 28 de mayo electoral de este año, son numerosos los ayuntamientos y las CCAA en las que el PP no ha conseguido la mayoría absoluta y, para poder gobernar, con el único que puede hacerlo es con Vox. Desgraciadamente ya ha llegado a nuestro país la ola de extrema derecha que está campando en numerosos países de Europa y existe, ahora sí, el peligro real de que esta corriente política toque poder en diversas instituciones españolas.

Además de Castilla y León, vemos como el PP va cerrando acuerdos con Vox, en territorios como la Comunidad de Valencia, o en diversos ayuntamientos, como puedan ser Elche o Burgos. Lo de Valencia clama al cielo ya que los populares se han arrodillado a los pies de la extrema derecha y han asumido sus postulados más radicales. Pero de este hecho, lo más rocambolesco es tener que escuchar el argumento de Núñez Feijóo que justifica este acuerdo; ya que según él ha declarado, se han visto obligados a pactar con Vox, ante la negativa del PSOE a permitir que el PP como partido más votado, pudiera gobernar en solitario. Se le olvida al amnésico Núñez Feijóo, que no lejos de Valencia, está el municipio de Elche y que allí, a pesar de ser el PSOE el partido más votado, el suyo también ha pactado con Vox para formar un gobierno de derechas/extrema derecha.

El actual PP, no tiene más remedio que admitir que es la puerta por la que se está colando el odio, la xenofobia, la homofobia y el machismo en nuestro país y, por supuesto, todo ello con la bendición y el aval de Núñez Feijóo y el partido que preside. Ya no hay excusa que valga, él y su formación política, son quienes están blanqueando a la extrema derecha y sus nauseabundos postulados y, poniendo con ello en peligro los avances sociales de los que se han venido disfrutando en nuestro país.

Desgraciadamente, este mismo peligro se cierne también sobre nuestras propias cabezas, ya que en Baleares el PP, también necesita a Vox para gobernar en nuestras islas. Cabe resaltar que la declaración de intenciones expresada por los populares en las islas, que dicen querer gobernar en solitario y en minoría, sin hacer concesiones de gobierno a Vox, necesitando únicamente para ello, de la abstención de la extrema derecha en el pleno para la elección de Presidenta; no dejan de ser más que una autentica falacia, ya que son muchos los casos a lo largo de una legislatura, en los que para aprobar proyectos y propuestas en el Parlament, se va a necesitar una mayoría absoluta, sirvan como ejemplo los presupuestos anuales. Para ello el PP no dudará en pactar con Vox, a pesar de que ahora no quieran reconocerlo.

Por lo que a Vox se refiere, ya han dejado bien claro que su participación en la gobernabilidad de nuestras islas, sea la que sea, en ningún caso será gratuita. Ello significa que sea cual sea la concesión que se pacte con Vox, quien saldrá perdiendo será la sociedad de nuestras islas.

Ya no se trata de una posibilidad de futuro, el peligro para nuestra democracia es real y quien ha empezado a hacer el trabajo sucio de blanqueo de la extrema derecha, es el Partido Popular.