En Mallorca Podemos ha desaparecido, pero en las Pitiusas, con un resultado igual de nefasto o peor, no. Aquí la dirección de Podem Eivissa sigue incólume, como si nada hubiese pasado. Nadie ha asumido el menor error. Parece que no tiene consecuencias que no haya ningún diputado ibicenco de Podemos en el Parlament, cuando en las elecciones de 2015 hubo tres: Aitor Morrás, Marta Maicas y Salva Aguilera. La gran actriz e influencer Gloria Santiago, tras cuatro años vegetando en la vicepresidencia del Parlament, cobrando más de 67.000 euros brutos al año (más de 4.800 euros al mes), se descalabró al no conseguir escaño, pese a su enorme tirón mediático, su omnipresencia en las redes sociales y ese piquito que Dios le ha dado para camelar a cualquiera que la oiga, siempre que no tenga en cuenta sus hechos, sino solo sus palabras. Ahora, enamorada, comienza una nueva etapa en Madrid. Le deseo suerte, que sea muy feliz y que me desbloquee de Twitter. Peor es lo de Formentera, donde Podemos desembarcó para presentarse a las elecciones del 28 de mayo. Fue una apuesta personal de Viviana de Sans que le ha salido mal y debería obligarla a dimitir. Si hoy el Consell de Formentera está gobernado por Sa Unió con mayoría absoluta es, en parte, gracias a que Podemos se presentó a las elecciones por libre. Consiguió 156 votos, un exiguo 3,93 % que no le proporciona ni un triste concejal, pero que disgregó el voto progresista inútilmente. Fue de número cuatro en la candidatura de Sumar a las generales, donde solo el número uno, Vicenç Vidal, será diputado. Y es cierto que Juanjo Ferrer entra en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Es una catástrofe, pero ellos hacen como si nada, cuando de todos modos, la marca electoral está más quemada que el palo de un churrero. Un entierro digno sería lo mejor.