Nadie empieza directamente metiendo la mano en la caja de los impuestos y arramblando con lo que pille. Las cosas ya no se hacen así, entre otras cosas porque hacerlo no es tan fácil, que para eso se han establecido mecanismos de fiscalización y control. Sucede que, a menudo, los comportamientos poco éticos comienzan con pequeñas corruptelas, temas menores que no escandalizan pero que comportan prevalerse del cargo que se ostenta para sacar un beneficio particular o una ventaja que, de otro modo, no se tendría. El Ajuntament d’Eivissa denuncia que el anterior equipo de gobierno municipal, encabezado por Rafa Ruiz, expidió cerca de 300 autorizaciones para que sus portadores pudiesen aparcar gratis en zona azul. Las escasas plazas de estacionamiento existentes en Vila no se multiplicaban, pero al menos los agraciados por la generosidad y benevolencia municipal, no pagaban las tasas que sí deben abonar los ciudadanos de a pie, la inmensa mayoría de vecinos anónimos para quienes no hay nunca el menor trato de favor ni condescendencia por parte del consistorio. Un 10 por ciento de las escasas y cotizadas 3.030 plazas en zona azul, se libraban de pagar gracias al salvoconducto otorgado por las autoridades municipales. Entre los afortunados eximidos del pago, según parece, había cargos de confianza del equipo de Rafa Ruiz, algo absolutamente desafortunado e irregular, porque las ‘completely free blue zone parking card’ del Ajuntament d’Eivissa debían reservarse para los vehículos municipales que las necesitasen; y no para los colegas del partido a los que se les colocó para darles un empleo. Y es que ese abuso en el reparto impúdico de licencias para no pagar es, además de un insulto para los vecinos que sí cumplen con sus obligaciones, una demostración de corrupción a pequeña escala, pero igualmente censurable.