Daños en la pasarela causados por el último temporal.

El controvertido proyecto de regulación de s’estany des Peix lleva décadas siendo una piedra en el zapato de muchos en Formentera. Se habló mucho de la necesidad de poner orden en esta zona del parque natural, que tradicionalmente había sido utilizada por algunos residentes para dejar la barca familiar, con la que salir a pescar o a dar un paseo marítimo.
Pero durante años nadie le puso el cascabel al gato, sabiendo que cualquier medida restrictiva iba a enfadar a los usuarios de toda la vida.

Hay que decir que como todo en Formentera, en los últimos años s’estany se ha desmadrado y masificado y los usos de las embarcaciones que allí reposaban eran de lo más variopinto. A mi modo de ver, en esos nuevos usuarios es donde se debería haber actuado y regulado. Finalmente se aprobó un proyecto que ha disgustado a todo el mundo y que ha tenido un coste político difícil de calibrar, pero en cualquier caso elevadísimo.

El proyecto fue diseñado con la aprobación de Gent per Formentera que cuando se vio obligada a pactar con los socialistas aprovechó para soltarles el marrón a los nuevos socios, junto con el de los quioscos.

Eran muchas las voces de experimentados marineros que advertían sobre la chapuza que iba a suponer el proyecto que se estaba gestando, pero doctores tiene la iglesia. El primer síntoma de que aquello iba a ser un churro fue la aparición de la noche a la mañana de una pasarela que dañaba la vista por inapropiada en un entorno natural que parecía una infraestructura de la NASA. Y ahora ha llegado el primer temporalito de nada y una barca se ha hundido en los pantalanes que botan más que Chimo Bayo cuando sopla un poco de viento y una quincena de embarcaciones a la deriva o embarrancadas al soltarse las boyas ecológicas que nos habían vendido como la nueva panacea del amarre marítimo.
¿Quien se va a responsabilizar ahora de los cuantiosos daños ocasionados? y ¿Que hacemos ahora con esta instalación claramente deficiente?