El 16 de noviembre de 2020 fue el peor día de la vida de Cristóbal Peñas, un padre de familia de Formentera que se dirigió al hospital de la isla para reparar una hernia en la ingle. Una operación muy sencilla, pero que en el caso que nos ocupa acabó dejando a Cristóbal parapléjico.
La intervención que debía resolverse en unos 45 minutos, acabó durando 3 días, con el paciente trasladado a Ibiza en helicóptero y sin que nadie advirtiera que una hemorragia provocada en la médula espinal estaba dejando a Cristóbal postrado para siempre en una silla de ruedas.
A lo largo de 3 días administraron analgésicos, anticoagulantes y calmantes al operado como para dormir a un caballo, pero no fue hasta 72 horas después, cuando decidieron hacer un TAC que detectó el sangrado. Pero ya era tarde, Cristóbal no sentía absolutamente nada de cintura para abajo. El mazazo que ha sufrido esta familia muy querida en la isla ha sido monumental. Han tenido que abandonar su entorno de siempre, dejando aquí a su único hijo e instalarse en la península para recibir atenciones del Hospital de parapléjicos de Toledo. Cristóbal acepta su desgracia con resignación e impotencia y su esposa Carmen se ha convertido en cuidadora las 24 horas del día de un impedido que no puede controlar los esfínteres.
La conselleria de Salut lleva 3 años evitando indemnizar a esta familia, negando ningún tipo de negligencia. El caso cuenta con el dictamen preceptivo del Consell Consultiu de les Illes Balears para que se aplique la «doctrina de daño desproporcionado» y se indemnice al perjudicado. Con el cambio de gobierno, los afectados tuvieron la esperanza de que los nuevo gestores resolvieran el asunto, pero desde el pasado mes de junio siguen sin recibir ninguna respuesta de la conselleria. Ya va siendo hora de que la justicia caiga del lado de esta buena familia, estaremos atentos.