Héctor Delgado.

Completamente desubicados, así se encuentran los concejales de la formación que preside Abascal. Incapaces de presentar propuestas que tengan que ver con sus vecinos, los escasos ediles de VOX en Ibiza se limitan a repetir cual loro las mociones que les llegan ya escritas de Madrid. La formación de ultraderecha no ha sabido implantarse en los ayuntamientos por varias razones: por su centralismo, su plantel de candidatos y su desinterés por los problemas de ámbito local. Mercadean exclusivamente con el relato nacional y el argumentario que les imponen sin que los diputados, los consellers o los concejales tengan la menor autonomía. Su paso por las instituciones es tan prescindible como anecdótico.

En Vila el concejal de VOX, Héctor Delgado, se cubrió de gloria en el último pleno. Primero relacionó la enseñanza del catalán con el adoctrinamiento terrorista de los talibanes, una desafortunada comparación fruto de su ignorancia y su incapacidad de ver más allá de los textos que le escriben, además de un insulto a los docentes de esta comunidad. Por si fuera poco, en otro alarde de indigencia intelectual, llegó a afirmar que en Baleares no se habla catalán, sino mallorquín, como si no fueran la misma lengua. Una sandez propia de alguien que no conoce lo que el Estatuto de Autonomía, ni seguramente haya encadenado tres palabras en la lengua propia de estas islas. En la ultraderecha y en ciertos sectores de la sociedad sin mucha letra cuesta mucho entener que el mallorquín o el ibicenco respecto del catalán son lo mismo que el andaluz o el canario respecto del español. Sus fobias, sus complejos y su ignorancia no les dejan ver que lo que hablamos en las Pititusas no es un idioma distinto del que hablan en Tarragona o el que hablan en Castellón.