Los socialistas ibicencos están de enhorabuena. El ejecutivo de Pedro Sánchez ha tenido que rescatar a varios cargos que quedaron defenestrados en las pasadas elecciones locales y autonómicas. Actuando cual agencia de colocación, el PSOE ha mostrado su otra cara de la moneda: la del enchufismo. Aída Alcaraz, que no consiguió ser consellera con los votos de los ciudadanos, ha tenido conformarse con un cargo a dedo en el ministerio de turismo como asesora para el que no tiene la menor experiencia o formación, algo completamente irrelevante cuando se trata de premiar a los que un día te hicieron un favor con dinero público. Por su parte, Enrique Sánchez se muda a Madrid para incorporarse al caótico ministerio de igualdad y así dejar vacante la Dirección Insular de la Administración General del Estado, cargo que en su día ya ocupó Sofía Hernanz y al que podría volver si Sánchez decide seguir agradeciéndole su apoyo incondicional.

A diferencia de sus compañeros, José Manuel Bar y Mónica Domínguez García, sí están realmente preparados para continuar al frente de la secretaría de Estado de educación y la dirección general de evaluación y cooperación territorial. Ambos tienen un curriculum que les capacita para sendos cargos y no queda más que felicitarles por ello.

En el limbo queda el desdibujado Rafa Ruiz, a quién se le agotan las oportunidades para rascar un sueldo público de mayor categoría que el de jefe de la oposición de Vila. Si no se produce un nombramiento de última hora, podrá hacer compañía a un Agustinet que agota sus últimas horas de carrera política, antes de abrir el melón de una sucesión que se antoja complicada ante la escasez de perfiles válidos que entusiasmen y puedan ponerle las cosas difíciles a Vicent Marí. Suerte a los premiados!