El pasado viernes nos dejó Lina Bufí a los 83 años. El mundo de la música y la danza lloran la partida de una mujer extraordinaria que fue la gran impulsora del Conservatorio profesional de Ibiza que lleva su nombre y la potente extensión de este en Formentera.
Lina tuvo durante muchos años una escuela de música en su casa de la calle Juan de Austria de Ibiza. Una setentena de alumnos aprendía a tocar el piano con una maestra ejemplar. Tal fue el éxito de la iniciativa en aquella Ibiza de final del franquismo que gracias a la insistencia y tesón de Catalina su escuela se convirtió en una extensión del Conservatorio de Mallorca.
Y Bufí siguió luchando hasta que a finales de los años ochenta los alumnos ocuparon el edificio de Cas Serres, lo que permitió que el Conservatorio creciese en profesorado y en especialidades, abarcando muchos más instrumentos.
El empuje de Lina hizo que, con el nuevo siglo, la extensión se independizara y se creó el Conservatorio Profesional de Música de Eivissa y Formentera, con dos sedes una en Ibiza y otra en Formentera.
Catalina Bufí siempre defendió que el estudio de música evitaba muchos problemas entre los jóvenes y decía que «La música es un mundo aparte y el que entra en ella no puede tener malos sentimientos». Deberíamos quedarnos con estas sabias palabras que nos regaló una gran maestra.
Entre el enorme legado que deja el paso por este mundo de Lina, con centenares de alumnos que han aprendido a disfrutar de la música, queda también el de sus nietas, Neus i Carla, que recientemente han sido premiadas, por sus extraordinarios estudios de piano.
Sin duda, la maestra ha podido partir orgullosa de una familia extraordinaria a la que ha trasladado un mundo lleno de melodías y valores.
Bon viatge, Lina.