La secretaria general de Podemos, Ione Belarra (i) y la secretaría política de Podemos, Irene Montero (d), interviene durante la presentación de su candidatura ‘Ahora más que nunca’ a las elecciones Europeas. | Alejandro Martínez Vélez

Si Ione Belarra dice la verdad, –y no tenemos por qué pensar lo contrario, porque hasta el momento, nadie ha salido a desmentirla–, tenemos que concluir que, en este país nuestro, si eres una ministra de Igualdad inepta, incompetente, sectaria, arrogante y desvergonzada, como lo tiene acreditado Irene Montero, te premian ofreciéndote una embajada. En bajada. Belarra dice que es para que se esté lejos y calladita, que es lo que debería hacer si tuviera un mínimo de dignidad política. No es el caso. Su legado es catastrófico. Ahí están las más de 1.200 rebajas de pena a agresores sexuales (unas 50 en Baleares) y más de 120 excarcelaciones (media docena en Baleares), en aplicación de su infame Ley ‘Sólo sí es sí’. Pero el «mérito» no es únicamente suyo, pues lo comparte con los diputados que aprobaron aquella aberración, a sabiendas de lo que hacían, pues estaban advertidos. También las socialistas ibicencas Sofía Hernanz y Patricia Abascal, acompañadas de Pere Joan Pons, Cosme Bonet y las podemitas Antònia Jover, –felizmente retirada de la vida pública–, y su previsible sucesora al frente de Unida Puedo, la concejala Lucía Muñoz. Montero, no contenta con aquello, también perpetró la desastrosa Ley trans, que está demostrando ser igualmente nefasta. Se multiplican los casos de machos que, acogiéndose a las facilidades legales aprobadas, eliminado cualquier requisito para modificar su sexo legal en el Registro Civil, lo cambian en descarado fraude de Ley, con un objetivo espurio, ya sea para usar los vestuarios de mujeres, para competir con ellas en el deporte, siendo realmente hombres, o para opositar con pruebas físicas para chicas. Y sin siquiera cambiarse el nombre. Hola, soy Manolo y soy mujer. Ahora Montero amenaza con presentarse a las elecciones europeas. No verán jamás otro caso parecido, gentileza de Podemos. Tal es su caradura.