Club Náutico de Ibiza. | Moisés Copa

El futuro del Puerto de Ibiza y, por tanto, de nuestra isla está en juego. No es nuestra responsabilidad salvar al Club Náutico de Ibiza pero sí nuestro deber ejercer la presión necesaria para que los responsables tomen las decisiones oportunas. El 5 de mayo vence el plazo para que el CNI siga gestionando las instalaciones en las que está actualmente. 300 amarres de pequeñas embarcaciones, 175 licencias federativas y más de 500 alumnos al año avalan a una entidad que forma parte de la historia de la isla y que el año que viene cumplirá 100 años. Se avecina la resolución del concurso al que también se ha presentado una empresa de fuera que plantea tarifas estratosféricas y que, si resultara adjudicataria, desnaturalizaría uno de los pocos reductos en la isla en los que uno no se siente extranjero.

El Club Náutico se ha convertido en una institución que debe ser objeto de protección cual patrimonio inmaterial y que resiste en medio de un puerto devorado por el esnobismo, la mercantilización y el lujo más repugnante. Les debemos volver a concentrarnos para reivindicar la defensa de los valores que propugna un Club que nos ha unido a todos los marineros, pescadores, regatistas e incluso profanos del mar. El gobierno que deje caer al Club Náutico de Ibiza firmará su derrota electoral. Es imperativo articular los instrumentos jurídicos necesarios para garantizar la supervivencia de la entidad que preside Juanito Vadell, cambiando la Ley si es preciso. La pelota está en el tejado de una APB que se juega la poca reputación que aún le queda.

El Club Náutico de Ibiza es el faro del sector náutico de Ibiza y el refugio de nuestra identidad isleña con el mar que, como escribió Marià Villangómez, «té, com la poesia, ones a dir, i resta mut, al fons, el cor marí».