Hoy podría volver a escribir sobre el enésimo capítulo de la serie Formentera y la nueva trifulca entre Córdoba y el descabezado Alcaraz. Pero después de tanto negro sobre blanco sobre este asunto, y teniendo en cuenta el anuncio que hizo Alcaraz en el programa Bona Nit Pitiüses, parece que lo mejor está por venir, así que lo dejaremos para la próxima bomba.
Con la proximidad del Día de la Mujer, me apetece hablarles hoy de una iniciativa mucho más enriquecedora que la mencionada merienda de negros.

Hace cuatro años un grupo de valientes mujeres decidieron fundar una escuela/club de fútbol sala femenino, al que llamaron Cosmitos en homenaje a un equipo de la isla de los años ochenta.
En este tiempo, el club ha conseguido movilizar a la sociedad formenterana y el número de jugadoras y técnicos se acerca al centenar para practicar deporte, hacer equipo y emocionar a una enorme masa social, que les acompaña en las competiciones.
El equipo absoluto ha pasado a la liga autonómica, tres de sus jugadoras alevines han ido a la selección balear y tienen la posibilidad de ir a la Copa de España.
Tienen un programa de inclusión para niñas con diversidad funcional y en riesgo de exclusión social, que normaliza la inclusión desde la infancia.

Al rebufo del éxito de la selección española de fútbol femenina y al arrollador Barça de mujeres, el Cosmitos va a seguir creciendo gracias a la entrega desinteresada del grupo de mujeres que lidera la directiva del club.
Una menor cantidad de testosterona, capacidad organizativa impecable y la ausencia de egos y protagonismos innecesarios están siendo una magnífica lección que el Cosmitos está dando en silencio y de la que muchos deberían aprender.
Larga vida al Cosmitos.