Un año más nos encontramos en el inicio de una nueva temporada de verano en nuestra isla. El pasado fin de semana las grandes discotecas iniciaron también la actividad con sus conocidas fiestas de apertura y no por casualidad, empezó también el triste espectáculo de la piratería en diversas áreas de la actividad económica ligada al turismo.
Entre las diversas actividades ilegales que tienen lugar durante los meses de verano, una de las más polémicas junto al alquiler turístico ilegal, es la de los taxis pirata. Coincidiendo con las antes citadas fiestas de apertura de las discotecas, también han iniciado la temporada los piratas del taxi.
Parece que estemos condenados a vivir las mismas situaciones año tras año, sin que se vislumbre el menor atisbo de solución a la problemática en cuestión. Coincidiendo con la denuncia pública hecha por el colectivo de taxistas profesionales de que el pasado fin de semana el aeropuerto estaba plagado de taxis pirata, desde el Consell Insular se ha querido resaltar la noticia de la apertura de un expediente sancionador a una VTC de UBER, por cargar pasajeros en una parada de taxis.
Da la sensación de que en el tema del transporte público, desde la administración insular no están consiguiendo ni acercarse a los objetivos marcados. La lucha contra esa actividad ilegal de transporte, debería ser una prioridad para las administraciones a todos los niveles, pero viendo lo que año tras año viene sucediendo, está claro que se está muy lejos de poder plantar cara a esos piratas del taxi.
Cualquiera que pase por las instalaciones aeroportuarias, podrá detectar con suma facilidad la presencia de diversas personas en la zona de llegadas, móvil en ristre esperando poder captar a los incautos pasajeros que se aventuran a utilizar este tipo de transporte. Sin duda, son los profesionales del taxi quienes con más facilidad los detectan y ya se han visto obligados a hacer la primera denuncia a los medios de comunicación.
Parece mentira que desde el Consell, administración competente en materia de transporte por carretera y con una Dirección Insular responsable directa de la gestión de dicha actividad, se siga mostrando un grado de incompetencia tan alto. Ya el verano pasado, no les quedo más remedio que aceptar su fracaso en esta lucha en particular. Y conocida la deplorable situación vivida este pasado fin de semana en el aeropuerto, esta temporada se inicia con el mismo escenario de nula eficacia.
Desde la administración insular, dicen haber aprobado hace unas semanas un supuesto Plan de Inspecciones de Transporte, que comportará entre otras cosas el establecimiento de controles específicos en el aeropuerto. Está claro que la puesta en práctica del citado Plan es francamente muy desalentadora, dado que los piratas han vuelto a campar a sus anchas.
De ser cierto el relato de los profesionales del taxi, los «piratas» no solo campan por las instalaciones como si estuvieran en el salón de su casa y con total impunidad; además se permiten el lujo de amenazar a quienes recriminan su actividad ilegal. Resulta indígnate comprobar con la tranquilidad que los «piratas» vienen operando. Se sienten tan poco amenazados que muchos de ellos llevan varios años repitiendo y prueba de la nula efectividad de las medidas que se hayan podido tomar en su contra, es que más de una veintena de esos vehículos fueron grabados hasta en 300 ocasiones accediendo a las instalaciones del aeropuerto.
Sinceramente, es un autentico despropósito todo lo que ocurre sistemáticamente cada verano. De nada sirven las cámaras instaladas y que graban esos vehículos, tampoco parece que se obtengan grandes resultados a partir de los listados de matriculas sospechosas que los taxistas confeccionan y facilitan a las autoridades competentes. La misma nula efectividad que hasta ahora han demostrado los hipotéticos controles que se realizan en el aeropuerto.
Resulta difícil de creer que ante tal avalancha de evidencias, no se puedan aprobar formulas que resulten realmente efectivas a la hora de combatir esta lacra. Nuevamente queda claro que la simple imposición de sanciones económicas, no supone la menor intimidación para aquellos que se dedican a esta actividad. Al igual que viene ocurriendo con el alquiler turístico ilegal, los ingresos que se obtienen con la actividad ilegal, siempre son superiores al importe de las posibles sanciones; por lo tanto el efecto de las multas es nulo.
La nube que se cierne sobre la terminal de llegadas, no es solo de fin de semana o por grandes eventos. Entre semana tuve que ir al aeropuerto y pude comprobar cómo actúan todos los días sin sentirse ni tan siquiera vigilados. Una docena aproximadamente vi actuando con total tranquilidad y naturalidad, sin sentirse en ningún momento acosados. Es indignante que se permitan captar clientes con descaro y que luego tengas que leer que se hace lo que se puede para perseguirlos. ¿En serio?, no se lo cree nadie.
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