Imagen de archivo de un conjunto de viviendas.

Masificación de turistas, falta de vivienda y colapso en las carreteras son los grandes problemas que han surgido increíblemente esta legislatura, de la que aún no se ha cumplido un año, después de haber intentado camuflarlo y endulzarlo (o quizás nadie se dio cuenta, que es posible) durante dos legislaturas. De repente se producirá un estallido social porque no hay viviendas para residir, vecinos de Sóller piden medidas porque en el pueblo ya no cabe nada más (con lo bien que estaban con el túnel de pago) y ya surgen plataformas con los de casi siempre reclamando al Govern de Prohens que tome medidas, que sea valiente, que no se esconda, porque estos problemas recién llegados a nuestra sociedad no merecen a un Ejecutivo que no tome medidas contundentes y rápidas. Si ya existe la sensación de saturación en mayo, no me quiero ni imaginar lo que se vivirá en agosto, las manifestaciones que se planificarán desde estas plataformas totalmente apolíticas, por supuesto, que durante ocho años han aprovechado para analizar la situación sin ver ningún indicio de los problemas que ahora denuncian con tanta vehemencia y visibilidad porque ya sabemos que ellos son los que realmente representan a la sociedad en general. Lamento que ninguno de estos portavoces de plataformas leyera las varias docenas de artículos publicados desde Ibiza donde explicaba los problemas de profesores y funcionarios para encontrar una vivienda y avisaba, aunque hacerlo sin una entidad social que te respalde resulta del todo inútil y bastante cansado, que no tardaremos mucho en que muchos mallorquines, ibicencos, formenterenses y menorquines deberán emigrar porque aquí no habrá viviendas disponibles, ni siquiera con un sueldo digno. Hombre, igual la falta de viviendas se podría resolver parcialmente si los constructores dispusiesen de suelo para hacer casas y si se elevasen las alturas de los edificios en muchos municipios de las Islas. Y sobre la masificación, lo más fácil (y rápido) sería reclamar a las aerolíneas que reduzcan el número de frecuencias con Balears durante la próxima campaña turística para que lleguen menos visitantes. Mientras llegan las soluciones, vayan buscando sitio detrás de las pancartas que han estado guardadas durante ocho años.