Me da la impresión que la clase política ibicenca está demasiado supeditada a las decisiones que para nuestro más inmediato presente y futuro se toman en Mallorca y en Madrid. Entiendo que el actual Estado de las Autonomías nos tiene encorsetados, y que hay competencias que corresponden a Madrid, otras a la Comunitat Autònoma de les Illes Balears y que por un afán centralizador interno no hay manera de que el Govern balear nos transfiera competencias importantes y bien dotadas económicamente para nuestro desarrollo, como son el abastecimiento de agua potable y del tratamiento y depuración de aguas residuales. Lo cierto es que aquí pagamos religiosamente los impuestos estatales y autonómicos, pero, a la hora de la verdad, es Madrid o Mallorca los que deciden sobre nuestro destino. Lo cierto es que por aquello de la solidaridad hay otras comunidades que reciben más dinero que nosotros. Yo dejo los números para Álex Minchiotti y Vicente Marí Bosó, que se las ven y las desean para recibir ‘cash flow’ contante y sonante.

Volviendo al ciclo del agua, es muy difícil entender que a estas alturas de la película, de nuestro pujante desarrollo económico gracias al turismo, sigamos hablando sobre la necesidad de agua potable que sufren varios municipios ibicencos, sobre todo en Sant Josep y en Santa Eulària. Y menos mal que se consiguió instalar una planta desaladora en ses Aufàbies, Cala Gració, que aporta buenos caudales, además de a Sant Antoni, a Cala de Bou (Sant Josep) y a la ciudad de Eivissa. Ahora mismo no puedo entender que la planta desaladora de Santa Eulària no esté en funcionamiento para trasvasar agua potable a varias zonas de su municipio y hacia Sant Josep, pasando por Sant Rafel. Ya digo, es incomprensible que el Consell Insular d’Eivissa no pueda hacer entender a Palma que así no se puede seguir, y más teniendo en cuenta que el PP gobierna aquí y en Mallorca, pero lo grave es que cuando han gobernado el PSOE aquí y más allá también ha pasado lo mismo. Es decir, aquí no solamente falla de manera estrepitosa la clase política, sino que queda patente que la actual Autonomía no nos sirve. Y recuerdo una vez más que hubo un presidente llamado Adolfo Suárez, que dijo en más de una ocasión que “la autonomía de Baleares pasa por todas y cada una de las islas”. Y mientras así no sea, seguiremos dependiendo de un doble centralismo.

Y si pasamos a la nueva depuradora de aguas residuales que tanto necesitan el municipio d’Eivissa y las zonas de Jesús, Talamanca y Cap Martinet ya es un escarnio. En primer lugar, los políticos de aquí no consiguieron encontrar un terreno apropiado y cercano, y se tuvo que comprar en Sa Coma, en cota elevada, y en estos momentos nos dicen que si el bombeo dificultará el buen funcionamiento de la planta, y a última hora se dice por lo bajini, que el proyecto ya no sirve porque habría que hacerse para una mayor población. Y así van pasando los años.

También tenemos un gran follón con el emisario de aguas residuales mal depuradas, cuyo pésimo funcionamiento puede poner el peligro y en cualquier momento a la cala Talamanca, a su industria turística y a la población allí residente. Así que el Ayuntamiento d’Eivissa y el Consell Insular han de conseguir que Mallorca lo entienda. O sea, que estamos hartos de los malos gobiernos foráneos que padecemos.

Y me queda otro tema vergonzoso y que afecta a la vida ya a la salud de los ciudadanos de las Pitiusas. Se trata de la radioterapia que se ha de instalar en el nuevo hospital de Can Misses, pero que se está demorando por cuestiones burocráticas. Y aquí es donde el Consell Insular debería dar un golpe sobre la mesa y decirle al presidente Bauzá que se acabó. ¡Visquem per veure!