He llegado a la conclusión de que Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Pablo Iglesias y Taia Sánchez son casta de la buena, de la cara, de la que es capaz de vivir décadas de la política intentando hacer creer que todos los que no son de Podemos son corruptos, unos vividores que no hacen nada por los ciudadanos. No hombre, que no es así. Empecemos por Monedero. Acaba de saberse lo de su contrato con varios países sudamericanos para hacer una moneda única. El hombre ha facturado más de 400.000 euros. Un buen botín, sí señor, sobre todo si solo hay que quitar impuestos porque Monedero, defensor del trabajador, de las clases obreras, de los más desfavorecidos, no tenía ni un solo empleado. Todo para él. ¿Y qué me dicen de Errejón? Pues que le hicieron una plaza a medida en una universidad para que ni siquiera hiciese acto de presencia. Un amiguete le dijo que le contrataría, que presentase un trabajito, y a cobrar. Tania Sánchez ya sé que no es de Podemos, pero es de la misma casta. Resulta que la compañera de Pablo Iglesias le da un contrato a su hermano de más de 1,2 millones de euros en un ayuntamiento de la Comunidad de Madrid y dice que no sabía que era de su hermano. Nadie se lo cree. Ahora la tal Sánchez intenta dinamitar Izquierda Unida con una crisis interna de difícil solución. Sánchez parece una infiltrada de Podemos en Izquierda Unida. Al tiempo. Y luego está Pablo Iglesias, el mesías que nos salvará a todos, que hará una política para los pobres, acabará con los privilegios, con la corrupción. Yo si tengo que facturar lo de Mondero me apunto donde me digan. Lo dicho: casta de la buena. A mí ya me aburren mucho.