La posible implantación de una segunda versión de la ecotasa (la primera fue creada en 2002 por el Govern de Antich) volverá a instalarse en la campaña electoral. De hecho, las declaraciones de Abel Matutes provocaron reacciones en contra, esperadas, de aquellos partidos políticos que son partidarios de implantar de nuevo un impuesto para turistas. El razonamiento que hacen, en mi opinión, es muy básico ¿Dejará de venir un turista por tener que pagar 2 euros más al día? Los visitantes de lujo no, evidentemente, pero no todos los turistas que llegan a las Pitüses tienen el poder adquisitivo que Madonna. Para hacer memoria, con la ecotasa creada en 2002 se perdieron 700.000 turistas cada temporada turística. De los 60 millones que se pensaban ingresar, solo se recaudaron 24 millones. Sin embargo, se perdió mucho más dinero con la pérdida de 700.000 turistas anuales. Cada uno que haga sus propios números. Para mí, un mal negocio. Por otro lado, el argumento que se utiliza es que la ecotasa II debería servir para preservar los espacios naturales. Para eso, queridos políticos, ya tienen el Parlament. Hagan leyes más restrictivas, obliguen a los ayuntamientos a ser más estrictos en el cumplimiento de las leyes urbanísticas, y destinen más recursos para limpiar playas, carreteras y espacios naturales. Los turistas que llegan dan por hecho que lo que se encontrarán está en buenas condiciones. Eso es lo que ven en las magníficas fotografías de los folletos turísticos. Por lo tanto, el debate sobre la ecotasa está ahí, pero me parece que sería un mal negocio para el turismo pitiuso. Y sí, también es negativo que se incrementen las tasas aéreas, que aumente el IVA turístico, y que los vuelos sean tan caros. Luchen en esta línea y mejoren las cosas, pero un nuevo impuesto es un riesgo demasiado alto.