Este domingo en toda la Iglesia católica es la Solemnidad de Pentecostés, celebrando que el Espíritu vino sobre los Apóstoles, viene hoy sobre la Iglesia y, como nos dijo Jesús: "El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena" (Jn 16, 13). Y con la acción del Espíritu Santo la Iglesia va caminando hacia delante.

En ese camino, el Papa Francisco ha convocado el pasado 11 de abril el Año Jubilar de la Misericordia, que será desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016. En cierta medida fue como incitado por el Papa en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, en la cual se encuentra una expresión reveladora que ayuda a captar el sentido del Jubileo extraordinario: "La Iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva" (EG 24).

El 13 de marzo, cuando en la Basílica Vaticana el Papa participaba en las 24 horas para el Señor, que había convocado por segunda vez, y que también en Ibiza y Formentera, acogiendo sus indicaciones, hemos celebrado. En esa celebración, que además coincidía con el segundo aniversario de su elección a la Cátedra de Pedro, anunció en su homilía este Año Jubilar extraordinario con estas palabras: "queridos hermanos y hermanas, he pensado a menudo en cómo la Iglesia puede poner más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual. Por esto he decidido convocar un Jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia, Lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: «Seamos misericordiosos como el Padre’».

A ello añadió: "Estoy convencido de que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo. Lo confiamos a partir de ahora a la Madre de la Misericordia para que dirija a nosotros su mirada y vele en nuestro camino».

Es un acontecimiento para la Iglesia universal, pero también para cada una de las iglesias locales y, por eso, en Ibiza y Formentera hemos de prepararnos, celebrar y aprovechar este acontecimiento. El Papa desea que este Jubileo sea vivido tanto en Roma cono en la iglesias locales; este hecho implica una atención especial a la vida de las iglesias particulares y a sus exigencias. Por primera vez en la historia de los Jubileos se ofrece la posibilidad de abrir la Puerta Santa –Puerta de la Misericordia- también en cada una de las diócesis, especialmente en la Catedral o en otra iglesia significativa, o en un Santuario que revista una especial importancia para los fieles. Del mismo modo, es fácil percibir en la Bula de convocación otras características que lo hacen único. Es un Jubileo temático que toma su fuerza del contenido central de la fe y busca recordarle a la Iglesia la misión prioritaria que tiene de ser signo y testimonio de la misericordia en todos los aspectos de su vida pastoral.

Estoy convencido deque el tema de la Misericordia con el que el Papa ha querido introducir a la Iglesia en el camino jubilar será un momento de verdadera gracia para todos los cristianos y un renacimiento para proseguir en el camino de la nueva evangelización y de la conversión pastoral que el Papa Francisco nos ha indicado. Como él mismo ha escrito: "En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios, que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos»" (MV 25).

Vamos, pues, a ir preparándonos para celebrar aquí este Año Jubilar y, ayudados por el Espíritu Santo que acogemos hoy, hacer que la misericordia sea una de las características buenas y hermosas de nuestras Islas de Ibiza y Formentera.