Apocalipsis now es la leche. Va de una escabechina entre seres humanos en Vietnam, que es ahora donde nos escapamos algunos de vacaciones en busca de paz y sosiego; ironía del destino para los supervivientes del napalm y de las hambrunas; aunque allí, ya les adelanto que se come poco, entre otras cosas porque hay poco de todo. Me pregunto si a Francisco Ford Coppola, su productor y director, no le habría salido un film menos terrorífico y con más gracia y salero, si hubiera producido – que no dirigido, pues como Ozores no hay genio igual - los bingeros de Pajares y Esteso, o dedicado al encaje de bolillos, como los que ahora están tan de moda entre los políticos de nuestro país, por no llamarles a estos, de alguna otra forma; por ejemplo vietnamitas, siendo expertos estos últimos, en el arte de las escaramuzas y la lucha de guerrillas que ahora están tan de moda en nuestra grande todavía y libre por el momento. A ver, porqué se fue tan lejos a rodar una película bélica el Señor Coppola, pudiendo haber rodado directamente en nuestra casa, en las mismas calles aledañas al congreso, a secas, - que ahora pronto se va a quedar así de pelado, o tal vez le llamen “congresa”, para gloria de las grandes ideas y soluciones al feminismo de este país, pues no tiene cosas más gordas que solucionar, por ejemplo la cuestión salarial -, o rodando en los exteriores de las calles malagueñas, incendiadas no solamente por el fuego , sino también por el ambiente que se respira con tanto contenedor incontenible de basura, que pese al olor que produce, ni tan solo sirve para ocultar el olor a pestazo de algunos politicuchos que piensan que lo de los refugiados en los campos de nuestra bella Europa ya está bien como está, y que comprando un vertedero en Turquía, se les puede ubicar sin más, para que no nos ensucien el hall de la entrada de casa, que da al patio del mediterráneo. Ya solo falta bombardear las barcazas de los invasores que intentan llegar a territorio enemigo al más puro estilo de Coppola: ni un Cristo superviviente, ni un testigo, ni una señal de vida. Vergüenza torera, roja y gualda, al más puro estilo coppoliano español que mira para otro lado y ahoga su conciencia en el silencio, mientras las conscientes conciencias de los que sufren, se ahogan en un mar que rebosa la mierda de quienes se esconden tras los tratados y acuerdos políticos, y la sangre de aquellos seres que solo aspiran simplemente a su supervivencia.
¿Apocalipsis now? ¡Apocalipsis, ahora y siempre! El ser humano, no tiene remedio. Coppola lo sabía, y ahora, nosotros también.