A punto de cumplir 40 años, la Constitución española celebró ayer su aniversario. En los últimos años las conmemoraciones se hacen con repetidos mensajes de que hay que reformarla, mejorarla, pero sin que los que hacen las propuestas definan muy bien qué cambiarían y para qué. Esta Constitución, no lo olvidemos, ha permitido que nuestro país haya vivido el período democrático más largo y estable de toda la historia. Se habla, sobre todo desde el PSOE, que quieren cambiar la Constitución para establecer una España federal, que muy poco o casi nada cambiaría el actual mapa autonómico. Se habla poco, en cambio, de cambiar la Constitución para evitar que el país pueda estar un año con un gobierno en funciones, como ha ocurrido recientemente. Estas cosas sí deberían regularse. Y ya puestos, que revisen el papel del Senado. O le dan una función útil o mejor cerrarlo porque la sociedad tiene la impresión de que es una institución inútil. Esos mensajes contra la Carta Magna en una democracia son muy dañinos. Por lo tanto, en pleno debate sobre la reforma de la Constitución, ya es buena hora de que los que tienen tantas ganas de cambiarla, que incluso boicotean su celebración, digan claramente que quieren hacer con claridad. De momento, y mientras no demuestre lo contrario, esta es la mejor Constitución posible, la que ha permitido que las comunidades autónomas tengan una mayor identidad, la que han logrado un estado de bienestar y, sobre todo, ha dado estabilidad, algo que en esta tierra no estábamos muy acostumbrados. Casi nada.