Estamos a una semana de decidir nuestros alcaldes, nuestros diputados y nuestro presidente del Consell. Todo apunta a un resultado ajustado, aunque es cierto que se perciben ansias de cambio. En esta legislatura la mayor de las protagonistas ha sido la polémica. Desde que empezaron las negociaciones de un pacto tripartito que ha acabado con un conseller fuera del gobierno, hasta las últimas semanas en las que presidencia ha tenido que usurparle las competencias al conseller de deporte y se ha aprobado una modificación del PTI a espaldas de los ibicencos.

La primera de las medidas del gobierno liderado por el socialista y candidato a la reelección Vicent Torres fue aumentar el número de cargos de confianza con un coste de más de medio millón de euros por año. Parece que los trámites para que las asociaciones y entidades cobren son muy complicados, pero en cambio las nóminas de todos los nuevos cargos de confianza se han cobrado puntualmente. Posteriormente, vino la crisis de las cabras des Vedrà, un episodio que no dejó indiferente a nadie. A continuación se sumaron 3 ruedas de prensa con foto incluída en las que anunciaban nuevos proyectos para edificar decenas de viviendas de protección oficial y ha acabado la legislatura sin que hayan sido capaces de poner un solo ladrillo. Ahora bien, las fotos están ahí para la posteridad.

Se han vanagloriado de aprobar los presupuestos más altos de la historia, lo cual hubiera sido muy bonito si hubieran sabido ejecutarlo, dado que, a modo de ejemplo, en el ejercicio presupuestario de 2018 no han sido capaces de ejecutar más de un 53% del presupuesto.

Otro de los «éxitos» de este equipo de gobierno del Consell ha sido dejar la lista de espera para la ITV en la nada desdeñable cifra de casi 7 meses de espera. Pero la traca final ha venido con un PTI de última hora sin consenso y con 2.500 alegaciones y la asfixia a las asociaciones, las entidades sociales y los clubes deportivos, a los que el Consell no ha pagado las subvenciones, llevándoles a una situación de ruina económica y dejándoles al borde del precipicio de la clausura, con las terribles consecuencias que ello podría tener para los usuarios de los servicios que prestan. Los voluntarios que hacen una labor social importantísima no merecen el desprecio con el que les ha tratado este tripartito.

Ante un Consell paralizado, negligente, incapaz de ejecutar su presupuesto y que ha mostrado un total desprecio al consenso, el Partido Popular ha decido sacar a su mejor baza: Vicent Marí, alcalde de Santa Eulalia, quien tiene a sus espaldas una gestión impecable de su municipio, dejando un consistorio saneado, con un modelo turístico envidiable, un tejido empresarial sólido y unos servicios a la altura de lo que un ciudadano pueda esperar. Además, le caracteriza un vigoroso carácter reivindicativo respecto a Mallorca, no en vano ha conseguido imponerse a la propia dirección balear de su partido.

Por todo ello, estas elecciones son de vital importancia para todos los ibicencos. Tenemos una oportunidad única de dar un giro de timón, virar y devolver la dignidad a nuestra institución insular. Para ello es importante no jugar con el voto y no arriesgarnos a dividirlo en formaciones nacionales sin proyecto ni propuestas concretas para la isla que presentan candidatos desconocidos que han visto en una marca electoral su oportunidad para ocupar un cargo público. Sólo hay 2 alternativas: la parálisis de estos 4 años o la gestión eficiente. El próximo 26 de mayo sabremos por cual se han decidido legítimamente los ibicencos.