Soy de esas personas que cuando cunde el pánico y la gente corre a los supermercados para comprar como si no hubiera un mañana, yo abro la nevera de casa y no tengo ni yogures. Tenía que haber ido a hacer la compra, pero se me complicó el día. Lo bueno es que, como tengo una gran imaginación, con cuatro ingredientes preparo un manjar. No lo digo yo; lo dicen los míos. El tema es que ayer ya era de imperiosa necesidad comprar víveres. Había visto videos de estanterías arrasadas y supermercados vacíos, pero pensaba que eran fake news o, como mucho, de otros países... pero no. Ojiplática me quedé cuando pasaba por los pasillos con palés vacíos completamente. Arroz, ni un grano; huevos, pocos; leche, solo de avena y de una marca... y papel higiénico ni un rollo. Nada. De ninguna marca. Y tengo que decir que es lo que más me llamó la atención ¿Para qué hará acopio la gente de papel higiénico? Ya había oído que es lo primero que escasea cuando hay alguna crisis a nivel mundial, pero la verdad, sigo sin entenderlo. Entre otras cosas, porque su sustitución es bastante fácil y, si no queda más remedio, ahí están el agua y el jabón. En Ibiza no tenemos, de momento, una crisis como en otros lugares de España. Y con eso no quiero decir que no nos llegue, porque lo cierto es que el contagio avanza y, mientras escribo estas líneas, la OMS declara la pandemia global, Macron y Felipe VI evitan darse la mano y Ana Pastor (la expresidenta del Congreso, no la periodista) admite que ha dado positivo. Y claro, ante este panorama es tranquilizador pensar que, si llegado el caso, nos contagiamos y nos tenemos que quedar en casa 15 días, al menos lo haremos con 200 rollos de papel higiénico.