Ya hemos salido de dudas. Las medidas que se adoptan para frenar el coronavirus en Baleares son más políticas que sanitarias o de lo contrario no entendemos la marcha atrás del Govern de Armengol cuando el domingo propuso por la mañana cuarentena para los viajeros procedentes de zonas españolas con alto índice de infectados (Cataluña y Aragón) y por la tarde se anunció que no se haría dicha propuesta. La situación sería de risa si no fuera por todo lo que nos estamos jugando. Porque es de risa que un ciudadano de Alemania tenga que pasar controles de temperatura en el aeropuerto y, en cambio, un pasajero procedente de Barcelona, una de zonas donde el Covid 19 está más desbocado, no tenga que rellenar ni un simple documento. Corremos el riesgo -y lo digo sin ser epidemiólogo, qué osadía- de que se repita lo vivido a principios de marzo cuando llegaban a los aeropuertos españoles aviones desde Italia sin ningún tipo de control, y dos semanas más tarde tuvimos que encerrarnos en casa durante dos meses. Barajas, ya se sabe, se convirtió en el primer foco de la enfermedad, y a partir de ahí el desastre. Al Govern balear le falta valentía para pedir directamente que no lleguen aviones desde Barcelona o Zaragoza. Es una aberración que los ciudadanos de Barcelona se les pida que no salgan de casa y sí en cambio pueden coger un avión y volar con destino a Palma, Ibiza o Maó. Y cuando llegan a nuestros aeropuertos no les miran ni la temperatura.

Sean valientes y prohíban esos vuelos.¿Le hubiese temblado tanto el pulso al Govern de Armengol si en lugar de ser Cataluña la zona con más infectados fuese Andalucía? Me temo que no. Tomen medidas ahora y no cuando sea tarde. Porque la economía balear se juega mucho y ya estamos viendo que la recuperación turística no está siendo nada fácil. Y no podemos permitirnos más confinamientos.