Estudiantes muestran pancartas desde el hotel Palma Bellver de Mallorca donde están confinados. | Atienza

No nos cansamos de recordar el tremendo sacrificio que nuestra sociedad en general ha tenido que hacer para plantarle cara a la pandemia con el objetivo puesto en el inicio de esta temporada de verano 2021. Los meses de restricciones a todos los niveles, los cientos o miles de empleados en ERTE, los cientos y cientos de negocios y empresas que han tenido que cerrar o reducir al mínimo su actividad; todo ello con la mira puesta en que para la llegada de los meses de verano nuestras islas se encontraran en la situación de garantía sanitaria que permitiera retomar la actividad de nuestra principal y casi única industria, el turismo.

Y ha sido precisamente en las primeras semanas del inicio de esa temporada estival, en las que atendiendo a los indices acumulados y a la campaña de vacunación nos permitían afrontarlas con un cierto optimismo, cuando ha aparecido uno de esos escollos que sin más pueden acabar de un plumazo con lo conseguido hasta ahora con el esfuerzo de una gran mayoría. El escollo en cuestión no es otro que el macro brote de afectados por el virus surgido a raíz del viaje de final de curso de cientos de estudiantes de la península a la isla de Mallorca.

Ahora todo son lamentos y criticas, pero ninguno de los involucrados en semejante desaguisado ha sido capaz de entonar el mea culpa y hacer el mínimo ejercicio de autocrítica. Cada parte se dedica a lanzar piedras a la otra, si bien todos tienen su cuota de responsabilidad. Estudiantes, padres y Govern, deberían reflexionar sobre todo lo que han hecho, ya que todos han actuado de forma irresponsable.

Empecemos por los propios estudiantes, organizadores por su cuenta y con la colaboración de determinadas agencias de viajes de los traslados y alojamiento de todos ellos en Mallorca. En ningún caso contaron con la colaboración de sus respectivos institutos, es más, en algunos casos por parte del profesorado y dirección de los mismos, se desaconsejo el viajecito de marras. Hay incluso una carta de una jefa de estudios que ya se ha hecho viral en la red y en la que afirma entre otras cosas que les dijo textualmente: “Os vais a Mallorca en busca del coronavirus”. Todos absolutamente todos los estudiantes conocían los peligros que el virus conlleva, ya que habían estado todo el curso sometidos a estrictas medidas de prevención. Ahora la noticia no es otra que un grupo numeroso de niñatos malcriados protestando por estar confinados en un hotel de cuatro estrellas y con vistas al mar y ello por pura prevención en una situación critica como la actual.

Por otro lado están los padres que de forma incomprensible dejan que sus hijos menores de edad, se vayan en grupo con centenares de personas más a un viaje de juerga y desenfreno total. ¿Donde queda la preocupación y responsabilidad de esos padres que tanto denuncian ahora al Govern, cuando en su momento autorizaron el viaje de sus hijos a sabiendas de que con toda certeza lo único que no iban a hacer en Mallorca serían visitas culturales?. Estos padres, son tan responsables como su vástagos de que en muchos lugares de la península ya haya numerosos familiares contagiados por esos jóvenes incívicos e irresponsables.

Algún que otro acto de la Administración responsable, también parece reprobable. ¿Como se autoriza sin más un concierto en la plaza de toros, cuando había pruebas piloto programadas en Mallorca y en Eivissa para determinar en que condiciones podrían autorizarse eventos semejantes?. Y por otro lado, ¿por qué no se para de forma inmediata y se da por terminado automáticamente el concierto si se comprueba que no se está respetando ni una sola de las medidas de obligado cumplimiento?. La decisión del confinamiento en el hotel, sin duda y a pesar de la decisión de la jueza, fue correcta; pero sin duda actuar a tiempo impidiendo tanto el concierto como las excursiones sin control que los estudiantes realizaron, hubiera sido la mejor prevención.

Capítulo a parte merece la decisión de la jueza de dejar salir del hotel a aquellos jóvenes que en un principio habían dato negativo, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos de estos varios días después pasaron a ser positivos. En el argumento de la sentencia se hace referencia a la limitación de derechos, pero parece mentira que la propia jueza sea incapaz de entrar a valorar un precepto como pueda ser la excepcionalidad sanitaria.

Esperemos que por el incivismo y la ineptitud de muchos en Mallorca, no acabemos acarreando con las posibles consecuencias negativas en las Pitiusas.